En ellos recae toda la responsabilidad

A solo seis jornadas para que finalicen las vueltas regulares del torneo de Clausura, la presión aumenta más en cada uno de los entrenadores que dirigen los equipos de la Liga Nacional.

Raúl Sambulá llegó al Savio, ha dirigido dos partidos y solo ha sumado un punto.

Muchos técnicos se divierten con su trabajo, pero a estas alturas del torneo, la diversión es muy poca, porque su mente está puesta en lo que puede pasar en el próximo compromiso.

Algunos terminan su entrenamiento y se van a sus casas a sacar la calculadora para ver qué les conviene más. La prueba es evidente porque a medida avanza el desarrollo del campeonato, los partidos se vuelven más cerrados porque algunos piensan que rescatar un punto es importante.

Unos quieren lograr el primer lugar, otros la clasificación y varios de ellos no quieren entrar en la historia como el técnico descendido.

Debido a esa presión, los entrenadores cuando están dirigiendo a sus equipos se muestran inquietos, unos no dejan de gritar, a otros les gusta presionar a los árbitros, otros se mueven de un lugar a otro, muchos hacen fuerza dando muestras que quisieran estar en la cancha.

Al momento de dar sus declaraciones casi todos coinciden con frases como: “será una final más”, “es un partido de vida o muerte”, “nadie va a querer perder” y “estamos presionados”, entre otras.

Hernán Medford es de los que más se presiona y esa presión la desahoga en contra de los árbitros.

Unos están más presionados que otros; para el caso Manuel Keosseián, que ha sido técnico campeón con Marathón, ahora está al borde del descenso; dos que llegaron para levantar a los equipos, se han mantenido en la zona baja, son Hernán García que llegó al Vida en reemplazo de Jorge Pineda y Raúl Martínez Sambulá que ha dirigido dos partidos y solo ha sumado un punto.

En estos momentos, la mayoría de los entrenadores siempre están en busca de información nueva, aprendiendo sobre nuevas técnicas de entrenamiento, conocen lo último en rehabilitación de lesiones y buscan consejos de otros entrenadores. Quieren tener un entendimiento profundo sobre el rival, desde las debilidades hasta sus virtudes.

Algunos se vuelven motivadores, haciendo que las prácticas sean divertidas y desafiantes. Además, debe ayudar al atleta a creer en sí mismo, proporcionándoles a sus jugadores un ambiente de apoyo y nunca reprimiéndolos.