Marcelino regresa a Marsella donde dejó mejor recuerdo en el vestuario que en la grada

Marcelino García Toral regresa este jueves al estadio Velódromo, donde comenzó entrenando la actual temporada antes de dimitir y donde dejó un mejor recuerdo en el vestuario que en la grada.

En apenas tres meses, el entrenador español no conoció la derrota en liga, pero tras su abrupta salida hizo algunas declaraciones sobre el club y su afición que no gustaron en la ciudad mediterránea francesa.

Marcelino llegó en junio de 2023 con un contrato de dos temporadas bajo el brazo a uno de los banquillos más convulsos del mundo. El puesto había quedado vacante por la espantada del croata Igor Tudor, que había firmado una gran temporada pero no soportaba más la presión de un club diferente.

Algo parecido había sucedido los años precedentes con los argentinos Marcelo Bielsa o Jorge Sampaoli, que decidieron abandonar un club acostumbrado a quemar técnicos. Desde la salida de Marcelino, ya se han sucedido tres nombres en el puesto.

Amenazas de muerte

El motivo de la salida de Marcelino del Olympique nunca estuvo clara. Fue la principal consecuencia de una reunión entre el presidente, Pablo Longoria, con un grupo de aficionados radicales el 18 de septiembre de 2023 que degeneró en bronca y en la que, según el máximo responsable, se profirieron amenazas de muerte.

En aquel encuentro, al que el técnico no asistió, se aludió a la amistad entre Marcelino y Longoria y se pidió la salida de ambos.

El entrenador español tuvo miedo y decidió no seguir al frente de un proyecto que empezaba a tomar forma, pero que dejó una herida profunda al caer en la tercera fase previa de la Liga de Campeones contra el Panathinaikos, lo que privó al tercero de Francia de la máxima competición europea.

Aquel incidente con los aficionados estuvo a punto de acabar también con la era Longoria, el máximo valedor de Marcelino en el banquillo marsellés, pero tras semanas de dudas el presidente español del club se afianzó en el puesto respaldado por el propietario, el multimillonario estadounidense Frank McCourt.

Marcelino, que se aprestaba a iniciar su primera aventura fuera de España, tras haber colaborado con Longoria en el Valencia, se marchó sin hacer declaraciones.

El clima en la ciudad era entonces eléctrico, la tensión estaba a su máxima expresión y el técnico español prefirió no seguir adelante con la aventura francesa.

Tardó en romper su silencio, justificando que el traumatismo había sido profundo.

Tres semanas más tarde eligió el diario L’Équipe para referirse a su paso por Marsella y las palabras no fueron un regalo para los oídos de los aficionados del club.

«Mi experiencia muy corta me lleva a pensar que es un club en el que crear un proyecto es absolutamente imposible. Porque un club tan grande no puede ser manipulado por algunos», afirmó en referencia a las todopoderosas asociaciones de aficionados.

Desde su llegada al club, Marcelino siempre se mostró maravillado por el ambiente del estadio Velódromo, pero el divorcio fue, poco a poco consumándose.

El equipo fue despedido con sonoros silbidos el 17 de septiembre tras un pobre empate ante el Toulouse, dirigido por otro español, Carles Martínez Novell.

Entonces, nada hacía presagiar que las cosas se acelerarían y que la reunión del día siguiente entre el presidente y las asociaciones más radicales de aficionados iba a llegar al tono que alcanzó.

Marcelino apenas tuvo tiempo de forjar el Marsella que soñaba. Su aventura se cerró de forma abrupta, aunque el técnico dejó una huella positiva en el vestuario, donde los jugadores guardan un gran recuerdo de su efímero paso por el club.

Este jueves el entrenador asturiano regresará a un estadio donde, a buen seguro, tuvo una de sus mayores decepciones como entrenador.

La acogida que le reserve el público de la ciudad mediterránea francesa será analizada con lupa y quedará como una buena señal de la huella que el técnico dejó en la grada. EFE