Royals y Mets aprovecharon su condición de campeones de división

Los Reales de Kansas City y los Mets de Nueva York están listos para decidir quien será el próximo campeón de la Serie Mundial y lo harán después de haber hecho valer su condición de campeones de división hasta llegar al «Clásico de Otoño».
Ambos equipos han hecho posible que por tercera vez en cuatro temporadas, la Serie Mundial se disputará entre las dos franquicias que ganaron sus respectivas divisiones y eso era exactamente lo que los directivos de las Grandes Ligas querían cuando agregaron el segundo Comodín en cada circuito a partir del 2012.
Ahora nadie quiere arriesgar toda la temporada a un sólo partido en la lucha por el Comodín y de ahí que conseguir el título de división evita ese riesgo por lo que no sólo se trata de un título sino de tener muchas más posibilidades de alcanzar la Serie Mundial.
De esta manera, el sistema está funcionando a la perfección y los equipos que no ganan sus divisiones todavía tienen la oportunidad de avanzar a la fase final.
No ocurrirá lo mismo que en 1993, cuando los Gigantes de San Francisco consiguieron 103 victorias y no pasaron a la fase final.
Tampoco como en 1980 cuando los Orioles de Baltimore tuvieron marca ganadora de 100-62 y se quedaron también fuera de la competición de los playoffs.
Lo definió perfectamente Hunter Pence, el jardinero de los Gigantes, cuando antes del Juego del Comodín de la Liga Nacional en el 2014, dijo que habían llegado a ese partido porque no fueron lo suficientemente buenos a la hora de ganar la división, pero habían recibido una segunda oportunidad de seguir jugando y eso es lo único que se necesita cuando quieres competir.
La temporada pasada, dos equipos del Comodín — los Gigantes de Pence y los Reales — brindaron una gran Serie Mundial y fue la excepción en los a los equipos que calificaron por en las antriores las disputaron los campeones de división.
El Juego del Comodín ha sido una excelente adición para el calendario de la fase final por todo el ambiente que se genera en el campo donde se disputa, como sucedió este año en Pittsburgh, donde ganaron los Cachorros de Chicago en el de la Nacional y en el Yankee Stadium, de Nueva York, donde los Astros de Houston lograron el de la Americana.
El definir la clasificación a un solo partido es algo que encaja con la falta de suspense que genera el deporte del béisbol, donde lo importante y grandioso es el ritmo diario, sin importar lo dolorosa que fue una derrota en la temporada regular, los jugadores saben que se pueden «desquitar» al día siguiente.
Existe un ambiente diferente con un Juego del Comodín. En un partido de nueve entradas, nueve meses de trabajo están en juego. Un mal lanzamiento, una falla defensiva y todo eso se puede venir abajo. Eso crea una presión que los jugadores nunca están acostumbrados a tener, lo que hace que para los aficionados también se vea una acción diferente.
Mientras que el Juego del Comodín le ha dado a más equipos una oportunidad de competir, ha creado otro obstáculo en el camino hacia el Clásico de Otoño.
De los 16 equipos que se han llevado el Comodín, apenas dos — ambos en el 2014 — han llegado a la Serie Mundial.
En las 10 campañas antes del 2012, en siete ocasiones al menos un Comodín llegó a la Serie Mundial. En el 2002, el Clásico de Otoño se jugó entre dos Comodines — los Angelinos de Los Ángeles y los Gigantes.
Es posible que esto también demuestre que el panorama general del béisbol ha cambiado bastante en las últimas dos décadas y lo grande del presupuesto no es tan importante como lo era antes.
Esta temporada, ninguna de las primeras nueve nóminas ni siquiera llegaron a la Serie de Campeonato. Esta Serie Mundial cuenta con los Reales que tuvieron la número 16 en gasto y los Mets la vigésimo primera.
Nueva York salió campeón por última vez en 1986 y los Reales en 1985. Desde entonces, hubo momentos en que ambos conjuntos se preguntaron si algún día volverían a competir.
Los Reales y los Mets son un tributo a una directiva inteligente, paciencia y desarrollo de jugadores, una muestra de que las cosas van por buen camino y que ahora ganar una división es algo muy importante, mucho más que un simple título.