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Cinturón negro: Yoselin Fabiola Godoy

Publicado

Por: Sensei Mauricio Ramírez

La historia de hoy nos trae la vida de una joven que en una década ha forjado éxitos y ogros importantes en el Kenpo karate, Yoselin Fabiola Godoy.

«Todo inicio en el 2014 cuando estaba en primaria, ya que en un día de clases normales llegó la directora a decirnos que había clases de karate. En ese entonces era una niña muy tímida y callada, pero por dentro sentía mucha emoción, no sabía nada de deportes, nadie me había comentado del tema, pero me llamó la atención y sentí una alegría dentro de mí, no sabía por qué si a mí nunca me habían mencionado de que se trataba», recordó.

Pero todo debería ser formal, así que sus padres debía autorizar: «Nos entregó una nota para que nuestros padres nos dieran la autorización de poder estar en ese deporte. Llegué a casa y emocionada, se los comenté a ellos e insistí mucho en que si quería estar en ello, pero ellos tenían dudas porque es un deporte de contacto que solo niños estarían», comentó.

La niña insistió mucho hasta conseguirlo: «Volví a insistir en que yo quería estar en esa clase, después de una hora ellos hablaron sobre el tema y me dieron permiso. Llegó el primer día, el Gran Master Mauricio Ramírez se presenta y nos empieza a dar la información básica de lo que haremos y todo sobre lo que es kenpo karate», dijo.

Había mucha ansiedad en Yoselin, pero estaba ilusionada: «Era una de las pocas niñas que estaban, pero aun así no me desanimé porque yo sentía en mi corazón que el kenpo era para mí. Al momento de empezar con la clase, el maestro se sorprendió al ver que tenía buena patada, postura y flexibilidad, algo que me emocionó mucho más, porque he estado acostumbrada a que siempre me digan que soy una niña ejemplar», comentó.

Todo fue bien e incluso al poco tiempo mostró su vocación: «Siguieron los otros días en los cuales yo ponía de todo mi esfuerzo, cuando al fin se logra una de mis metas, que el Gran Máster Mauricio Ramírez me pusiera de ejemplo, me sentí que había elegido bien. Él estaba asombrado con mi disciplina y le propone a mis padres que me lleven a la villa olímpica donde el tenía su grupo de kenpo», afirmó.

Un hecho que le impactó fue las palabras de su maestro: «Ella tiene talento, será una de las mejores atletas, eso nunca lo olvidaré, ya que además de que es un excelente maestro para mí. Es un ejemplo a seguir, es alguien que admiro desde el primer momento en que lo conocí», agradeció.

Pero no todo fue felicidad, en casa no reaccionaron igual: «Al comentar a mis padres que me lleven a la villa olímpica recibo una de las palabras que más me destrozó de parte de ellos, un No. Desde ese momento sentí mucha tristeza, ya que era algo que yo deseaba, pero me explicaron las razones por la cuales no podía en ese momento y lo comprendí», recordó tristemente.

Yoselin entendió la situación, pero tenía ese deseo, quizás no había las facilidades para ir a la Villa Olímpica: «El Gran Master me ofrece una beca e igual era un NO cerrado. Seguí recibiendo las clases en la escuela y empiezo tomar un cariño más grande al deporte, me preparo bien a mi primer torneo en la villa olímpica, en el cual gane mi primera medalla de primer lugar. Después de varios días de clases en la escuela, el Gran Máster se retira, eso fue algo muy triste y me terminé de desanimar», indicó.

La historia no terminó allí, la joven seguía ilusionada con trabajar con su maestro: «Pasaron tres años en donde el Gran Máster le seguía insistiendo a mis padres que me llevaran a la villa olímpica, ellos mantenían el no, aunque él les comentaba que podía llegar a ser una gran atleta, pero el gran problema que ambos trabajando no tenían tiempo para irme a dejar, hasta que un día acceden y me dicen que si me llevarán. Me emocioné y ese mi primer día me equivoqué de gimnasio y llegué tarde, pero empecé con una alegría y con todos mis ánimos a entrenar. Desde ese día no falté ni una sola vez a los entrenamientos, lo que más esperaba era el sábado para poder ir a entrenar», explicó.

También nos comenzó como comenzó en la parte competitiva del Kenpo: «Empiezo con pelea y formas creativas, trabajando en casa para mejorar cada vez más y que el Gran Máster vea que quiero superarme siempre. Después de muchos meses de esfuerzo voy a mi segundo torneo, estaba muy nerviosa, pude ganar un primer lugar en forma creativa y tercero en pelea, ese tercer lugar me dio más ganas de entrenar para poder ganar un primer lugar», mencionó.

Pero no todo ha sido alegría en el deporte, hubo un momento complicado: «Llegó un torneo desgarrador, ya que cometí el error de no calentar bien para poder hacer mi presentación y me lesioné la pierna. Estuve varios meses de recuperación en la que no podía ni caminar y mucho menos poder ir a entrenar, pero tenía fe en que me iba a recuperar y volvería al lugar que más me ha gustado, el Kenpo. Pasaron 3 meses y me recuperé, pero empecé a tener miedo, ya no solía ser la atleta con patadas altas, ya que temía a volver a lesionarme, pero siempre el Gran Máster estuvo conmigo y me motivó, en la cual dije yo puedo», reflexionó.

Como una guerrera que es quiere ser mejor cada día: «Empecé a esforzarme, volver a sentir esa emoción por el Kenpo, pero con más precaución y poco a poco volver a recuperar la confianza en mí. Gracias a este deporte me ha abierto muchas puertas de trabajo, dando clases en una institución privada y hasta mi propia familia. Después de tantos años de sacrificio y esfuerzo por poder ser una de las mejores, ahora tengo 20 trofeos y 18 medallas», afirmó.

Cerró la nota agradeciendo al Creador por su vida: «Le doy gracias a Dios que siempre me dio fuerzas para poder seguir adelante, al Gran Master que siempre confió en mí y gracias a él he podido hacer presentaciones hermosas y a mis padres que después de tanta insistencia, confiaron en mí, siempre he tenido su apoyo».

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