Un paseo por las entrañas de las obras del Camp Nou

El viejo Camp Nou es historia. Ya no existe tal como lo conocemos y nada volverá a ser igual. El estadio donde jugaron Kubala, Luis Suárez, Cruyff, Maradona, Ronaldo, Ronaldinho o Messi es ahora un edificio en ruinas, un solar en derribo, un amasijo de hierros y casquetes de hormigón.

El que fuera el jardín de Lionel, el templo de peregrinación del barcelonismo, vivirá el próximo año y medio inmerso en un actividad frenética de ruido, polvo y sudor para dar paso al nuevo Spotify Camp Nou, la joya de la corona del Espai Barça.

Cuando accedes ahora a sus entrañas por el vomitorio del gol sur, su estado deslavazado impresiona. A pie de campo, donde no queda una brizna de césped, el estadio transmite la misma imagen apocalíptica que en ‘Segundo Origen’, la película de Carles Porta y Bigas Luna basada en ‘Mecanoscrit del segon origen’, la novela de ciencia ficción escrita por Manuel de Pedrolo.

En el film, estrenado en 2015, sus dos jóvenes protagonistas entran en un Camp Nou en ruinas, como únicos supervivientes de un holocausto que ha arrasado todo el planeta.

Ocho años después, una pequeña parte de esa ficción recreada por ordenador en 3D para la película se ha convertido en realidad. Y el periodista no puede evitar sentir un impacto parecido al de los protagonistas de ‘Segundo Origen’ al entrar en el estadio. Aunque en este caso no se trate de una distopía sino de una simple visita de obra que el club catalán ha organizado para algunos medios de comunicación.

En el recinto trabajan a destajo unos 300 operarios (de lunes a sábado de 8 a 19 horas) con el objetivo de completar las obras de derribo de la tercera gradería, incluida la marquesina de tribuna, una de las imágenes más icónicas del Camp Nou pero también la parte más crítica de esa fase de las obras.

«La estructura de la marquesina se asienta en un sistema de equilibrios y contrapesos y tenemos que coordinar muy bien los trabajos que estamos haciendo en el exterior de la fachada con los del interior de la tribuna para que esta no se venza», explica durante la visita Joan Centelles, director de operaciones del Espai Barça.

El objetivo es acabar los trabajos de derribo de la tercera gradería el próximo noviembre para dejar limpia la estructura original, la que sostiene la primera y segunda graderías del Camp Nou desde 1957, un diseñó del arquitecto Francesc Mitjans que está catalogado por el Ayuntamiento de Barcelona como Bien de Interés Urbanístico.

A partir de ese esqueleto se levantará el nuevo Spotify Camp Nou, que aumentará en 27 metros su perímetro actual, un espacio que se ganará en los pasillos interiores del estadio, ya que las gradas mantendrán su ubicación.

El FC Barcelona pretende hacer la obra en un tiempo récord y Centelles insiste en que, no solo se van a cumplir los plazos a los que se ha comprometido con la entidad azulgrana la constructora turca Limak, sino que incluso se puede ir más rápido.

«La prueba que hicimos en noviembre (derribar un parte de la tercera gradería del gol sur aprovechando el parón de las competiciones por la disputa del Mundial), nos permitió ganar tiempo y recabar mucha información. Y ese aprendizaje es lo que quizá nos permita acabar antes de lo previsto», asegura el director de Operaciones del Espai Barça.

Construir un estadio de 228.000 m2 que pueda estar operativo -al menos parcialmente- en apenas 16 meses obliga a concentrar muchas obras en un corto período de tiempo. Por eso, Limak empleará, en la fase de mayor actividad, a más de mil empleados en los trabajos dentro del recinto y a otro millar más fuera de la obra, ensamblando piezas prefabricadas que serán transportadas y montadas directamente en el Spotify Camp Nou.

«En noviembre de 2024, abriremos el estadio», anuncia convencido Centelles. Y es que ese mes el club quiere dejar su exilio en el Estadio Olímpico Lluís Companys para celebrar en su nueva casa su 125 aniversario.

Inicialmente, el nuevo Camp Nou abrirá a finales de 2024 con dos tercios del aforo, que finalmente será de unos 104.000 espectadores, y con el techo de la estructura ya instalado, aunque todavía no estará operativo.

La primera y segunda graderías, con todos sus servicios (vestuarios, sala de prensa, zona mixta y algunas zonas de aparcamiento) y el edificio de la tercera, donde se ubicará el nuevo museo, ya estarán en funcionamiento.

Y durante la segunda parte de esa temporada se seguirá trabajando en acondicionar la tercera gradería y el anillo de palcos VIP, ubicados entre la segunda y la tercer gradería y que dará toda la vuelta al estadio.

Según el plan previsto, al final del curso 2024-25, el Spotify Camp Nou debería tener ya una aforo útil del 90-95%, aunque la entrega de la obra totalmente acabada será un año después, en junio de 2026.

En esa temporada 2025-26, el nuevo estadio «estará totalmente operativo y con el aforo disponible al completo, aunque seguramente faltará algún remate en el interior y completar el cerramiento de la cubierta», precisa el director de operaciones del Espai Barça.

Centelles destaca que «toda la chatarra» -señalando los polvorientos restos de obra que abundan a nuestro alrededor- se volverá aprovechar, porque forma parte de un proceso de reciclaje.

«El hormigón, los hierros, los asientos de las gradas… lo reciclamos todo. Hablamos de un proyecto altamente sostenible. Las placas solares de la cubierta producirán toda la energía que necesita el estadio, que contará con un sistema de geotermia que aprovechará la temperatura constante del agua subterránea. Y también hemos diseñado un sistema de aprovechamiento del calor para la climatización de todos los edificios del Espai Barça», apunta orgulloso.

Paseando por las entrañas de un Camp Nou en ruinas, cuesta imaginárselo convertido, en tampoco tiempo, en uno de los estadios más bellos y modernos del mundo. Pero los aficionados a los que les falte imaginación, solo tienen que pasarse por el Inmersive Tour que ha diseñado el club para ver su nueva casa en realidad virtual.

Y es que, al contrario que la distopía recreada digitalmente por Bigas y Porta, el nuevo Spotify Camp Nou no dibuja un futuro apocalíptico, sino esplendoroso. Al menos para la entidad azulgrana.

EFE