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La intocable España se siente mundialista
La selección española firmó su pase al Mundial 2026 de forma virtual, con una nueva exhibición en una fase de clasificación en la que derrocha autoridad, sin goles encajados, en una cita en Tiflis ante Georgia (0-4) sentenciada al descanso con clara superioridad en plena inspiración goleadora de Mikel Oyarzabal.
España busca rival que se acerque a su nivel. No lo ha encontrado en la fase de clasificación a la cita mundialista. A Turquía, con la que sellará definitivamente el martes en Sevilla su pasaporte, le endosó seis goles.
Con Georgia firmó una nueva exhibición de poderío, especialmente en un primer acto brillante, de mucho mérito por la ausencia por lesión de hasta seis de los habituales titulares de Luis de la Fuente.
El seleccionador español ha logrado que ya no se añore a Rodri, el cerebro de todo hasta la conquista de la última Eurocopa, con un crecimiento sin techo de Zubimendi. Tan imprescindible en una cobertura a Pedro Porro en banda, en dar fluidez al juego para el absoluto control, como en aparecer al espacio y marcar el segundo tanto del partido.
También sin Carvajal, ni Pedri al mando. Sin los extremos indiscutibles Lamine Yamal y Nico Williams.
Nada afecta a un grupo unido de jugadores que se divierte en el campo a la par que demuestra compromiso. Al 4-5-1 de Georgia, cuyo plan pasaba por juntar líneas y atacar al contragolpe con velocidad, el mismo que en la Eurocopa generó cierto nerviosismo cuando logró adelantarse en el marcador en octavos de final, le respondió España con dominio de balón, precisión en el pase y acierto en la definición.
Hasta un remate a bocajarro de Oyarzabal, tras centro de Pedro Porro, que sacó con reflejos Mamardashvili con un pie en el tiempo añadido del primer acto, España marcó en sus tres remates a puerta. Lanzando un mensaje desde el inicio de ir por el partido y no especular. No quería De la Fuente ninguna final para Sevilla. Un contraste a una fase de clasificación inmaculada.
De un disparo de Ferran Torres, cortado con mano por Gocholeishvili al lanzarse para tapar espacio, se inició el recital. Oyarzabal, tras los minutos de revisión de la acción, engañó con el cuerpo a Mamardashvili en el penalti y cruzó su disparo a la red. Era el minuto 11. Georgia se empequeñecía.
En ese sentimiento de inferioridad que impulsa el dominio español, a punto estuvo de regalarle el segundo con un error grave dentro de área propia. Fabián pecó de generosidad y Ferran no precisó el remate. Georgia acusaba sus bajas mientras que España ni se acordaba de ellas. Desequilibrando con la aparición entre líneas de Fabián y Mikel Merino. Con dos extremos diferentes como Ferran y Baena que también tuvieron gran protagonismo.
A Baena le frenó un poste tras un amago y un buen disparo con la diestra desde la frontal. España imponía el talento, comprometida en el repliegue para anular cualquier intento rival, incapaz de superar el centro del campo.
Su perfecta primera parte la rubricó con goles cuando Zubimendi se descolgó en ataque, buscó el espacio y encontró la visión privilegiada de Fabián. No fue menos buena la definición del mediocentro, con la derecha arriba, imposible para Mamardashvili.
Nunca tuvo sensación de peligro real España. Ni cuando, por lógica, levantó el pie del acelerador al sentirse tan superior. Si dio un paso atrás voluntario, corrió bien en transición para que Oyarzabal extendiese su importancia vital en el equipo. El goleador también es asistente. Puso en bandeja el tercero a Ferran. Lamentó fallar el cuarto en el añadido y se tomó revancha más tarde.
El máximo artillero de la ‘era De la Fuente’ volvió a aparecer cuando Georgia se animaba con el aliento de su afición pese al resultado. Aunque la realidad era un Kvaratskhelia contra el mundo, a la hora de partido llegaba el primer disparo a puerta local. Mekvabishvili, centrado, y Unai Simón lo detuvo en dos tiempos.
El regalo del primer acto se lo devolvió Ferran a Oyarzabal con un centro de rosca que encontró un cabezazo de mucho mérito. Con un defensor encima, en el momento de la caída, colocando el testarazo pegado a un palo para que golpease en él y se adentrase en la portería rival en el cuarto tanto de la selección española. 22 goles en 50 partidos que Oyarzabal celebró en Tiflis como internacional.
De la Fuente tuvo espacio para dar descansos y hacer partícipes a más jugadores del éxito. A Georgia le faltó calidad para marcar y con la tercera unidad española en el terreno de juego, un pase de Barrios lo perdonó Borja Iglesias para hacer el quinto. Es el único pero que se le puede poner a España en la búsqueda de un ‘9’ suplente que aproveche los minutos con gol.
Kvaratskhelia probó los reflejos abajo de Unai Simón y el partido acabó en un intercambio de golpes repleto de desacierto. Con el poste se estrelló Georgia y con todo a su favor, mandó arriba el rechace a un disparo de Barrios de nuevo Borja Iglesias en una acción que le costará eliminar de su cabeza.
Intrascendente, eso sí, en el firme camino de España a un Mundial para el que se clasifica de forma virtual. Solamente una hecatombe sin precedentes, caer por siete goles en Sevilla ante Turquía, provocaría un paso impensable por la repesca.
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