Jardineros de Wimbledon ultiman los preparativos

A cuatro días del comienzo de Wimbledon (30 junio-13 julio) Martyn Falconer, jardinero jefe del mítico Grand Slam sobre hierba, es la única persona en el All England Club que respira aliviado cuando el cielo descarga alguna gota de agua.

Aunque la lluvia causa estragos en el calendario del torneo, los chaparrones ocasionales mantienen sus coloridas composiciones florales en perfecto estado de revista.

Falconer supervisa la entrega de 27.000 plantas para el Grand Slam que se disputa en el bucólico suroeste de Londres, que se suman a las que ya se han plantado en sus impecables terrenos.

Hortensias y petunias de tonos azules, morados y blancos se alzan sobre cestas colgantes y jardineras.

– Escenario de ensueño –

Las rosas se extienden por todo el recinto y la hiedra de Boston trepa por las paredes exteriores de la Pista Central creando un escenario de ensueño para las gestas deportivas.

Falconer, que lleva trabajando en el All England Club los últimos 25 años, dirige un equipo de 10 jardineros permanentes y dos aprendices, que se amplía en otros diez miembros antes del inicio del torneo, que este año comienza el 30 de junio.

Este artista de la jardinería y su equipo se afanaba esta semana en realizar los últimos retoques mientras el club se prepara para abrir sus puertas miles de aficionados a partir del lunes.

«Nos aseguramos que que se vea bonito y presentable para todos», afirmó. «No se termina nunca. Y luego, a partir del lunes, una vez entra el público, nos tomamos un pequeño respiro».

«Pero cada mañana hay que regar, realizar mantenimiento, podar, y asegurarse de que todo está bien para todos los que vienen cada día».

El equipo mantiene una reserva de plantas para reponer las que resultan dañadas por la multitud que abarrota el All England Club.

El objetivo de Falconer es que el lugar luzca tan impecable el último día del torneo como el primero.

– «Tenis en un jardín inglés» –

Como en todos los aspectos del torneo, la tradición juega un papel importante también en los aspectos cromáticos de las plantas, pero también hay un margen para la innovación.

«Obviamente tenemos nuestros verdes, morados y blancos, que son muy ‘Wimbledon'», afirma el encargado.

«Para nosotros, lo importante es la sensación de estar en un jardín inglés. Eso nos da una paleta más amplia para trabajar, nada demasiado estridente», añade mencionando los tonos pasteles, rosas o amarillos.

Los planes de plantación de Wimbledon no se diseñan de la noche a la mañana.

El equipo evalúa continuamente el rendimiento de las variedades específicas de plantas, y los planes se ajustan cuidadosamente para garantizar una constante saturación de color.

Más allá del aspecto estético, el calentamiento climático es un auténtico «reto» para los jardineros de Wimbledon, afirma su jefe.

El más prestigioso de los torneos sobre hierba se ha visto precedido este año de semanas de fuertes calores y de sequía.

«Creo que debo ser la única persona en Wimbledon que desea unas gotas de lluvia», sonríe Martyn Falconer, antes de revelar otro peligro para los parterres y tiestos del torneo.

«Mucha gente se sienta sobre nuestras jardineras. Cuando los espectadores tienen que encontrar un lugar para sentarse, a menudo es ahí», suspira.

Hasta el punto de que los jardineros han implantado una técnica para prolongar la duración de determinadas especies dañadas por las posaderas de los aficionados al tenis, el ‘Wimbledon twist’.

Al retocar ligeramente las plantas dañadas, la duración de vida de las hortensias y «algunas otras especias» puede ser prolongada unos días, explica Martyn Falconer.

Y cuando las flores ya no pueden ofrecer nada más, los jardineros acuden a ‘stock’, para que todo se mantenga como el primer día.

Una exigencia que durará dos semanas, y no tres como en otros torneos del Grand Slam, ya que las previas de Wimbledon se disputan en Roehampton, también en Londres. (AFP)