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Nadal: «A día de hoy no me veo entrenador, pero no sé lo será en unos años»

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 Rafael Nadal ha tenido una adaptación rápida a su nueva vida, alejada del ritmo de la competición en el que ha estado inmerso durante dos década, centrado en nuevas actividades en su día a día y, de momento, sin la idea de regresar a la primera línea del deporte, aunque «no se sabe lo que puede pasar en unos años».

De momento Nadal no contempla la opción de ser entrenador, tal y como ha ocurrido con otros jugadores españoles que en su día llegaron a ser número uno del mundo como Carlos Moyá, que dirigió al ganador de veintidós Grand Slams en la parte final de su carrera, o Juan Carlos Ferrero, vigente preparador de Carlos Alcaraz.

«No se sabe. Es difícil. No me veo a día de hoy. Tengo demasiadas cosas como para pensar en eso, pero es cierto que el tenis es una parte de mi vida y no digo que no a lo que pueda pasar en unos años. Mi vida actual es una, no sé la que va a ser dentro de tres o cuatro años», dijo Rafael Nadal en el transcurso de las entrevistas que ha iniciado con su podcast NDL Pro-Health, que, a lo largo de ocho episodios, conversará con personajes del mundo del deporte para hablar de sus experiencias vitales y profesionales con un fin solidario, lograr fondos para las iniciativas sociales de la Fundación Cantabria Labs y la Fundación Rafa Nadal.

La vida del catorce veces campeón de Roland Garros es, actualmente, de cierta adaptación. «Es un poco difícil de decir cual es el día a día porque no hay una rutina como antes. Después de tanto tiempo dedicándome a lo mismo, ahora es un período de hacer muchas cosas e ir entendiendo que es lo que me gusta más o me gusta menos. La adaptación ha sido rápida y ha sido buena y de momento estoy feliz, pero todavía no he sido capaz de establecer una rutina de lo que de verdad tengo que hacer. Hoy estoy aquí, después tengo otro evento, luego mañana reuniones. No es un día de decir tengo esto, esto y esto», explicó Nadal.

“Antes me levantaba con el despertador y ahora tengo un niño que me despierta. Un poco antes. Normalmente entreno de ocho y media a diez de la mañana. Me doy cuenta que si lo dejo para última hora siempre hay excusas para no hacerlo y por eso prefiero empezar el día con el conocimiento de lo que tengo que hacer», añadió el exjugador español, que no quiere perder los hábitos principales de cuando estaba en activo.

«De momento hago un poco de todo; mantengo algunas rutinas de cuando jugaba al tenis para proteger las rodillas y los hombros, que es lo más peligroso para nuestro deporte, y lo voy acondicionando para cuando decida volver a jugar un poco a tenis, aunque sea de manera distinta, pero que me sirva para estar más o menos listo. Después estoy haciendo algo de fuerza, los tres días hago algo de fuerza, y cardio, intervalos más cortos cuando hago ejercicios de más fuerza, y los días que no hago tanta fuerza hago un cardio más largo», explica.

«Es una vida con poca rutina a día de hoy. Intento organizarme el día para pasar tiempo en casa, me gusta ir a buscar al niño al cole, la verdad, y lo hago todas las veces que puedo, y después intento ponerme la mayor parte de mi trabajo, reuniones y eso, por las mañanas», insiste Rafa Nadal, que reconoce que la paternidad le ha cambiado la vida.

“Siempre he sido una persona que me han encantado los niños y diría que este era mi ilusión. Pero la forma de vivir la cambia un poquito. Tienes una responsabilidad distinta. Y lo que yo pensaba antes, de voy a acabar mi carrera y voy a jugar a golf cuatro veces a la semana o cinco pues al final, por trabajo, y porque te apetece estar en casa con él, termino jugando dos días», indica el balear, que reconoce su pasión por el golf y por el fútbol.

«Me encanta el deporte en general y mi vida ha estado siempre ligada al deporte. Pero me aficioné especialmente al golf cuando era profesional porque era un deporte que me permitía hacer algo que me divertía fuera del tenis y con un riesgo mínimo de lesión. Me encantaba jugar al fútbol y a otras cosas, pero había un riesgo de lesión que tenía que evitar”, reconoce. “Ahora he jugado al fútbol varias veces. Después de quince años sin jugar, me he vuelto malo, juego de lo que puedo. Normalmente de delantero».

Rafael Nadal subraya que la educación por la alimentación irrumpió de lleno una vez estaba en activo en el circuito. Aunque después, el asunto de las comidas tuvo una notable influencia en su día a día. «Al final esa educación a nivel de alimentación es algo posterior a mi generación. Lo que es alimentarse bien, con rutinas adecuadas, creo que viene algo posterior a lo que yo crecí. Entonces fui mejorando mucho de mitad de mi carrera hacia adelante, porque mejoré, pero nunca fui muy riguroso. Siempre fue en un ámbito con un margen de mejora importante. Y una vez retirado un poco lo mismo. Épocas mejores, épocas peores…¿Que si me permito algún capricho? Casi diariamente. Me gusta mucho el chocolate. El de leche. Intento regularme».

«Me gusta cocinar de vez en cuando y cocinar las cosas que me gustan, el pescado, arroz de pescado, sopa de pescado. Eso si me gusta, sobre todos con amigos con el mar. Salgo a navegar todo lo que puedo. El mar lo que me aporta es desconexión. Estar dos días en el mar es desconexión completa, estar apartado del día a día, de la exigencia que tenía en mi vida, cuando jugaba. Me daba sensación de tranquilidad y libertad que me ayudó mucho», destaca sobre otra de sus grandes pasiones, el mar.

Nadal es el jugador español más relevante de la historia. Sin embargo, coincidió en el tiempo con otros grandes del deporte de España como Pau Gasol, Fernando Alonso, Iker Casillas, Rudy Fernandez, acostumbrados al éxito.

“Lo destacable de todo eso es sobre todo una gran coincidencia. Se unió una generación de deportistas que fue especial y difícil de repetir, aunque tenemos relevo y hay una buena generación, con buenos ejemplos a seguir, pero durante muchos años, muchos domingos entre el fútbol, baloncesto, fórmula uno, tenis.. siempre se creó afición. Ha sido una época que el deporte ha dado alegría al país. Tuve la suerte de estar en la final del Mundial de Sudáfrica. Tuve la suerte y, como gran aficionado, fue un momento muy especial», destaca Nadal de un momento inolvidable como seguidor del deporte.

Sobre el legado que le hubiera gustado dejar, Nadal no tiene dudas más allá de los resultados deportivos. «A nivel deportivo los resultados son los que la gente va a recordar. A nivel humano, al público general a nivel global, igual lo puedes hasta engañar pero a las personas que trabajan en un torneo ya no solo al equipo, los que viven tu día a día son los que realmente valoran como eres y cuando vuelves años después les hace ilusión no por los números, sino por lo que son como persona, por su carácter. Me gustaría ser una de estas personas que cuando vuelve a los torneos después de tres o cuatro años, aunque sea a pasar dos días, les apetezca o les guste volver a verme. He tenido una buena reacción con todo el mundo en estos veinte años de carrera y esto es lo que queda. La forma en la que te has comportado, en la que has tratado a las personas, que has tenido cerca. He intentado hacerlo bien y soy más o menos querido por la forma que en la que me he comportado”.

“Es importante tener objetivos. A mi no me funciona levantarme cada día sin tener algo qué hacer de responsabilidad. Aunque parece bonito decir si pudiera no trabajaría … puede ser, aunque eso tiene un tiempo limitado porque es importante en esta vida tener objetivos que te permitan disfrutar del tiempo libre que uno tenga. El esforzarse para conseguir unos objetivos es lo que te da la felicidad. Si uno tiene todo sin esfuerzo termina sin tener valor esos momentos de ocio. Me gustaría seguir trabajando y aprendiendo de estas cosas, he hecho más cosas que he aprendido y es el momento de aprender de otras cosas que me ilusionan y espero ser capaz de crecer como persona en todos los sentidos”, concluye Nadal. EFE

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