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Baloncesto

Los Angeles Lakers y la muerte de un credo

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La venta de Los Angeles Lakers es un antes y un después en el mundo del deporte por muchas cosas. Primero, por cómo cambia el prisma que un equipo deportivo supere la hace no mucho impensable barrera de los 10.000 millones de dólares (en The Athletic filtran que podría llegarse a los 12.000).

Segundo, por las implicaciones que tiene esto para el mercado global, la a priori cercana expansión NBA y el precio de las otras 29 franquicias. Pero, sobre todo, es un punto de inflexión para lo que atañe a esta liga y a su agente más relevante a nivel mediático. Que no es otro que los propios Lakers.

Todavía quedan conjuntos operados a la vieja usanza en la NBA. Los Indiana Pacers que el domingo jugarán un séptimo partido de las finales son un ejemplo de ello con Herb Simon. Propietario desde inicios de los 80. También acuden a la mente Jerry Reindsorf en los Chicago Bulls o Micky Arison en Miami Heat.

Al modo Jerry Buss
Sin embargo, es tremendamente significativo que los Lakers cambien de propiedad por primera vez desde 1979. En aquel ocaso de los años 70, el Dr. Jerry Buss cumplió el sueño de alguien que ya había triunfado en la vida.

Químico de formación, Jerry había hecho su fortuna en el mundo inmobiliario. Con la que se costeaba la vida de alto standing y lujuria que tanto le gustaba. En la cima del mundo, entre los garitos más exclusivos de Los Angeles, soñó con tener un equipo de baloncesto para construir a su imagen y semejanza. Y meter Hollywood y todo aquel despertar sexual en un pabellón: el Forum de Inglewood. Gran olvidado de la compra que acordaron Jack Kent Cooke y Buss en aquel 1979.

Pero para llenar las primeras filas de estrellas, necesitaba una que brillase con idéntica intensidad en la pista. Magic Johnson le cayó del cielo como contrapunto carismático a la introvertida excelencia de Kareem Abdul-Jabbar. A través de él fue que entendió cómo tratar a aquellos elegidos que hacen girar el mundo del deporte. Inseminando la mercadotecnia en el mundo del deporte antes de que Michael Jordan la llevase a otro universo.

Jerry y Magic pronto tejieron una relación paterno-filial. Fruto de la cual, Buss le ofreció un contrato de 25 millones de dólares por 25 temporadas. Sabiendo que podían acabar siendo baratos, pero diciéndole abiertamente que quería que fuese un laker de por vida. Este gesto y los 14 millones por un año que le dio cuando Johnson anunció que regresaba de su parón tras contraer el VIH, suponen el germen del poder de atracción que tienen los Lakers en toda estrella NBA más allá de su privilegiada posición geográfica.

Un credo que seguir
Solidificó así una idea que en aquellos tiempos aún no era certeza: los mejores juegan de púrpura y oro. Y así se atrajo a Shaquille O’Neal en 1997 y se le mantuvo hasta que sus estridencias chocaron con las del propio Jerry Buss, que le quiso perder de vista ante exigencias de renovación que cruzaron la línea más allá de lo económico. Así cumplieron con las peticiones de Kobe Bryant en forma de Pau Gasol cuando amenazó con marchar. Un Bryant al que extendieron su contrato en 2013 en medio de una lesión de Aquiles que iba a acabar con el Kobe conocido y que lastraba a la franquicia salarialmente. Por cierto, pocos meses después de la muerte del Dr. Buss, como un último deseo póstumo.

Desde entonces que muchas de las cuestiones que surgían en el seno de los Lakers se resolvían pensando «¿qué habría hecho papá?». Como suele ser norma entre los herederos de un gran negocio, los primeros compases sin padre se sucedieron como una guerra fría dentro de la familia, donde cada miembro pretendía hacer las cosas a su manera. Así, Jeanie, la más cercana a su padre de los seis hijos, especialmente en el ámbito empresarial, se libró de Jim en 2017 para sustituirle con Magic y seguir el credo de su padre. Un año después, LeBron James llegaba a Los Angeles.

Todavía es muy temprano para conocer a fondo las razones que han motivado la venta. Más allá de una montaña de dinero a repartir en seis porciones. Según Ramona Shelburne, periodista ESPN muy cercana al entorno laker y a Jeanie en particular, Jerry Buss dejó escrito que la venta debería decidirse por mayoría absoluta entre todos sus hijos.

El reto de Mark Walter
La nueva propiedad no supone una amenaza a nivel de ambición. Mark Walter y su compañía, TWG Group, tienen un historial de éxito ya en la ciudad de Los Angeles. El multimillonario ya estuvo en las conversaciones para hacerse con los Clippers tras el escándalo e Donald Sterling. Y, tras caer de la puja ante Steve Ballmer, compró Los Angeles Dodgers por 2.000 millones y desde entonces rivaliza cara a cara por ser el equipo más relevante de la MLB con una institución como los New York Yankees.

En diciembre de 2023 le firmó el contrato más abultado de la historia del deporte a Shohei Ohtani por 10 años y 700 millones de dólares. Ha inyectado dinero a espuertas en la Formula 1 hasta que le han dejado tener allí su propio equipo bajo el distintivo de Cadillac. Y, por si fuese poco, ya era propietario del 27% de los Lakers junto a Todd Boehly.

El asterisco está en su gestión del Chelsea, aunque la cara visible en el equipo de Londres sea Boehly. Desde el desembarco de BlueCo a finales de 2022, el club londinense ha sido el equipo que más dinero ha gastado en el panorama del fútbol europeo con diferencia. La cifra asciende a 1.300 millones de dólares en 39 jugadores a través de cinco ventanas de traspaso. Llegando a tener más de 40 jugadores en plantilla cuando apenas se pueden inscribir 27 en las principales competiciones. Obviamente, el sistema cerrado de la NBA no permite este tipo de cosas. Pero es la mercantilización absoluta del jugador como asset lo que preocupa.

Ohtani ha dejado claro que parte de su decisión para ir a Los Angeles fue la tranquilidad de trato que le otorgó el grupo propietario. Ahora bien, conviene que, una vez con un músculo económico acorde a la idiosincrasia de la franquicia, no se traicione dicha idiosincrasia. Las cosas ya no se pueden hacer al ‘modo Jerry Buss’ porque el mundo actual no lo permite. Pero será responsabilidad de Walter y cía saber adaptar a los nuevos tiempos las respuestas que surjan a la cuestión que ha guiado el camino del equipo más exitoso de los últimos 46 años en la NBA: ¿Qué haría Jerry Buss? (NBA Maniacs)

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