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Infierno aurinegro el Morazán…
Equipados con banderas, camisetas y todo tipo de implementos alusivos a los colores amarillo y negro o blanco y rojo, los aficionados al Real España y Olimpia, atendieron la primera convocatoria de la gran final del fútbol hondureño.
No era para menos, se retaba una de las rivalidades más importantes del fútbol nacional, después de once finales entre sí, en las que el “león” ganó siete y la “máquina” cuatro, por lo que el jueves desde tempranas horas, familias completas, se acercaron al estadio Morazán, alentando a su equipo y algunos recorriendo grandes distancias para ver el partido.
El Morazán resultó un “hervidero” insuficiente y comenzó a recibir a los primeros hinchas desde las 5:00 pm, y una vez dentro del escenario, la atmósfera resultó de alegría y camaradería, fiesta que también fue garantizada con más de 380 miembros de la Policía Nacional, que se encargaron de salvaguardar el orden adentro y afuera del inmueble, antes durante y después del juego de ida de la final.
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