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La Bicolor

Al jugar en la altura de México con la complicidad de la FIFA, el mayor afectado es México mismo

Publicado

Por Elmer López Lutz

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Con profunda pena observé a nuestros seleccionados nacionales de futbol deambular con dificultad en la cancha del Estadio Nemesio Diez, en la Ciudad de Toluca, ubicado a una altitud de 2660 metros sobre el nivel del mar (msnm).

Uno de ellos, estrella del futbol internacional, que también había naufragado de manera similar en la cancha del Estadio Azteca (2240 msnm) unas semanas atrás, tuvo que volver a ser sustituido al final del primer tiempo. El otro, una joven promesa tuvo que ser reemplazado a escasos 30 minutos de haber ingresado.

El resto de nuestro plantel fue cayendo en la fatiga y la falta de coordinación a medida que el partido transcurría, hasta finalizar con un resultado abultado, suficiente para hacer explotar el menosprecio y las burlas hacia los nuestros, y acallar temporalmente las críticas hacia los anfitriones, pero eternamente cuestionados por sus históricos altibajos.

Este lamentable, condenable y repetitivo episodio no hace otra cosa más que seguir engañando a los mexicanos quienes al sacar ventaja con la altura de sus fortines, obtienen resultados que no reflejan la verdadera realidad futbolística de su representativo nacional.

Por eso, a lo largo de la historia, los vemos fracasar vez tras vez cuando envalentonados por el espejismo de una superioridad ficticia van a pegar de bruces en los mundiales de fútbol, y desde hace algunos años también con sus vecinos del norte.

Situaciones similares ocurren en Sudamérica con los países que juegan sus partidos de local en ciudades arriba de los 2000 msnm como ser Bolivia, Ecuador y Colombia. Los resultados que obtienen de locales son engañosos y se refleja en que históricamente tampoco les va bien en los mundiales, pues les producen una falsa sensación psicológica de superioridad que a su vez es un obstáculo para la superación futbolística. Con seguridad, si los países mencionados jugaran sus partidos de local en ciudades con altura similar a sus oponentes los resultados serían diferentes y estos países ya días se hubieran superado y trascendido en el ámbito futbolístico mundial.

Sin embargo, el verdadero responsable de la mediocridad futbolística de los países mencionados es la FIFA que permite partidos en condiciones en la que no se respete el fair play o juego limpio. Pues al permitir los encuentros futbolísticos en estas condiciones, otorga una clara ventaja extra futbolística al país anfitrión, con las consecuencias a largo plazo ya descritas.

Lo mismo podemos decir de países como el nuestro, que en ocasiones tampoco respeta el juego limpio al llevar a nuestros oponentes a jugar en horarios y condiciones ambientales no recomendables para la práctica del fútbol como, por ejemplo, jugar en San Pedro Sula a las 3 de la tarde.

Ya es tiempo que los órganos rectores del futbol, conociendo las latitudes de los países en contienda, establezcan con anterioridad las ciudades y horarios donde las condiciones sean similares para ambos países. Sólo así, respetando el fair play, es como los países involucrados alcanzarán su nivel futbolístico real.

 

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