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De Todo Un Poco

Dos años que han dejado al fútbol alemán irreconocible

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La última vez que un conjunto alemán levantó un título europeo, hace dos años, quedó para la historia casi más la invasión que protagonizaron los aficionados del Eintracht Fráncfort en el Camp Nou en cuartos de final, que no el partido por el título en el que alzaron la Liga Europa -ante el Glasgow Rangers en el estadio sevillano de la Cartuja-, por primera vez en 42 años.

Aquella temporada, la 2021-22, cuando en Alemania aún imponía su despiadado dominio el Bayern Múnich, las Águilas apenas finalizaron la Bundesliga con un discreto undécimo puesto. El RB Leipzig conquistó el primer título de su historia, la Copa de Alemania; mientras que el Borussia, con Jude Bellingham y Erling Haaland en sus filas, seguía con su insistente lucha por desbancar al gigante de Baviera.

Precisamente, aquel Bayern Múnich, entrenado entonces por Julian Naggelsmann y comandado aún por Robert Lewandowski, se movía por una senda imparable que lo posicionaba como uno de los grandes favoritos a la Liga de Campeones, en cuya fase de grupos había arrasado con seis victorias en seis encuentros y condenado al Barcelona a su primera participación en la Liga Europa en casi dos décadas, y le había infligido un devastador 7 a 1 al Salzburgo en octavos de final.

De manera sorprendente, casi milagrosa, acabarían eliminados por el Villarreal en los cuartos de final.

El Bayer Leverkusen, dirigido el suizo Gerardo Seoane, finalizaba tercero en la competición liguera, la cual seguía sin haber conquistado jamás; mientras se veía apeado por el Atalanta en los octavos de final de la Liga Europa.

Apenas dos años después, el fútbol alemán está irreconocible.

El Bayern Múnich acaba de concluir su primer curso en 12 años sin haber tocado metal: tercero en la Bundesliga, eliminado por un equipo tercera división en la Copa de Alemania y fulminado sobre la bocina por el Real Madrid en las semifinales de Liga de Campeones. Su remedio para enderezar el rumbo ha sido contratar a un entrenador que acaba de descender a la segunda división en Inglaterra, el belga Vincent Kompany.

El Eintracht no se ha instalado en la élite europea pese al triunfo en Sevilla -tampoco se espera que lo haga en el futuro-, y en Alemania sus aspiraciones se limitan a clasificarse para la segunda competición continental. Tampoco ha protagonizado en Europa una estampa tan espectacular como fue aquel Camp Nou teñido de blanco.

El RB Leipzig sigue con el papel de ser vivero de jóvenes futbolistas que ha vendido a precio de oro, como Nkunku o Gvuardiol, y ha progresado hasta asentarse como un fijo en la máxima competición europea, aunque le siguen faltando las alas que da la bebida energética para asaltar la cima germana -en medio han sumado otra copa-.

El más irreconocible de todos es, sin duda, el Bayer Leverkusen. Tras arrancar el curso siguiente de manera nefasta en Bundesliga, con el equipo en descenso, tomó una decisión que cambiaría el curso de la historia.

Desde el banquillo, Xabi Alonso ha conducido al club de la aspirina a las cotas más altas de su historia. Lo ha hecho campeón de la Bundesliga por primera vez en los casi 120 años de existencia de la entidad de Leverkusen, además de conquistar la Copa de Alemania por primera ocasión desde hacía casi treinta años.

Todo ello, tras mantener un extraordinario invicto de 51 partidos. Precisamente, el que rompió la racha fue el mismo equipo que acabó con la trayectoria europea de los de negro y rojo en 2022, el Atalanta -eso no ha cambiado-, aunque en esta ocasión, en un escenario mucho más impactante: la final de la Liga Europa.

Por su parte, el Borussia Dortmund sigue renovando continuamente el equipo, aunque lo hace para seguir quedándose con la miel en los labios. Dejó escapar in extremis la Bundesliga en 2023 y acaba de perder la final de la Liga de Campeones. Por el camino, aquellas dos perlas de que disponía en 2022 han sido traspasadas por cantidades multimillonarias.

En medio de este tiempo, también saltó a la primera línea un club de segunda fila, el Union Berlin, que llegó a clasificarse para la primera competición europea. Apenas un año después, casi desciende.

Ante este panorama, Alemania se prepara para la Eurocopa que acogerá el propio país teutón. Sus últimas experiencias en grandes torneos han sido tan decepcionantes, que aguardan que la Mannschaft sea por fin un equipo que sea digno de las cuatro estrellas que lucen en su escudo. EFE

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