En el tiempo añadido, en un suspiro, cuando había alcanzado el minuto 90 con una derrota frente al Lecce, el Roma resurgió y remontó de repente, con dos tantos en el 91 y el 94, el 1-1 de Sardar Azmoun y el 2-1 de Romelu Lukaku, para esquivar una nueva crisis y retomar la escalada interrumpida la pasada jornada con un 1-0 contra el Inter.

Aún es octavo en la clasificación de la Serie A, todavía a once puntos del liderato, pero a tan solo cuatro de la zona de la Liga de Campeones, que realmente es el objetivo del grupo dirigido por Jose Mourinho, por su decepcionante inicio enmendado parcialmente ahora. Ha ganado sus últimos cuatro duelos en casa. Y cuatro de los últimos cinco choques en la liga italiana. Es un impulso. Aún necesita mucho más.

Contra el Lecce bordeó la derrota. Cuando se asomaba al abismo del final, cuando el partido ya había rebasado su minuto 90 con un 0-1 en contra, fue cuando se libró de otra decepción, agarrado a dos momentos de inspiración y dos goles que cambiaron el desenlace del encuentro, mucho más valioso en el marcador que en cualquier otro aspecto. Favorito al principio, después fue un ganador inesperado.

Cuando Azmoun marcó el 1-1 en el minuto 92 ya era un premio precioso para el Roma, tal y como había llegado a ese momento, con 0-1 en contra por el tanto de Pontus Almqvist en el 71, sin demasiadas ocasiones y con un penalti por mano de Baschirotto fallado en el minuto 4 por Romelu Lukaku, cuyo lanzamiento lo despejó el portero Falcone nada más empezar.

Por eso, el 1-1 de Azmoun ya era un gran botín, que creció hasta cotas incalculables cuando Lukaku se repuso de su error inicial y apareció para marcar el 2-1 en el 94, tras recibir un pase de Paulo Dybala, proteger el balón dentro del área y tomarse la revancha para culminar una remonta al límite. El Lecce encadena seis jornadas sin ganar.