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De Todo Un Poco

Una enemistad de casi cincuenta años

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Casi cincuenta años después persiste la enemistad entre el Atlético de Madrid y el Celtic de Glasgow, que el miércoles se enfrentarán en la ciudad escocesa en partido de la tercera jornada de la fase de grupos de la liga de campeones.

Será un combate histórico con una rivalidad perdurable cinco décadas más tarde de la ‘batalla de Glasgow’, la que ambos conjuntos libraron en el Celtic Park ante la mirada atónita de los que vieron el encuentro en el abarrotado estadio y por televisión.

El 10 de abril de 1974 el Atlético, campeón de Liga el año anterior, se presentó en Escocia para disputar la ida de las semifinales de la Copa de Europa. Antes había eliminado al Galatasaray, al Dinamo de Bucarest y al Estrella Roja de Belgrado.

En el Celtic, campeón de la máxima competición continental en 1967 y finalista en 1970, destacaba por encima del resto la figura del extremo Jimmy Johnstone, al que el argentino Rubén ‘Panadero’ Díaz, mítico lateral rojiblanco, había castigado con un durísimo marcaje en la final de la Copa Intercontinental de 1967 siendo futbolista del Racing de Avellaneda.

La prensa local no se demoró en recordarlo cuando se supo que ambos volverían a verse las caras. Incluso se tildó a Panadero de «asesino» y se destapó una supuesta pelotera entre el propio Panadero y Ovejero en la víspera del envite en el hotel de concentración escocés. Todo contribuyó a aumentar un ambiente hostil para los colchoneros, que se temieron una encerrona.

El técnico Juan Carlos Lorenzo lo tenía claro. Había que parar a Johnstone como fuera y conservar la portería a cero para encarar la vuelta en la capital de España. Para ello diseñó una escuadra aguerrida para defender sin disimulo. En un atestado recinto, con 73.500 espectadores, el entrenador alineó a Reina; Melo, Ovejero, Panadero Díaz; Benegas, Eusebio; Heredia, Adelardo, Gárate, Irureta y Ayala. Seis defensas para resguardar la meta de Miguel Reina, con Ufarte, Luis Aragonés, Alberto y Becerra fuera del once titular.

Desde muy pronto, el partido, arbitrado por el turco Dogan Babacan, se convirtió en una refriega. El Atlético se empleó sin contemplaciones. Lo hicieron especialmente Panadero, Ovejero y Benegas. No había tregua y Babacan comenzó a mostrar tarjetas. En la segunda parte Ayala fue el primer expulsado. Le siguieron Panadero y Quique, que había sustituido a Gárate en el minuto 63.

Jimmy Johnstone fue cosido a patadas. En 2002 reconoció al diario El País que nunca le habían dado tantas como aquel día. Con ocho jugadores sobre el césped el Atlético resistió el asedio escocés, con un Reina espectacular rechazando de puños la mayoría de los balones que llegaban a sus inmediaciones. Babacan sancionó 51 faltas y, tras el pitido final, se produjeron agresiones entre futbolistas de los dos bandos camino de los vestuarios. El Atlético abandonó el estadio entre la indignación local y repudiado, también por la policía escocesa y los trabajadores del aeropuerto antes de embarcar de vuelta a Madrid.

“Fuimos a la carrera a protestarle al árbitro y nos cayeron palos por todos lados. La policía, que debía estar para protegernos, nos metió a porrazos en el vestuario”, explicó Melo. “A Ayala le agarraron del pelo y le dieron una patada en el culo», declaró Heredia.

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