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Melvin Matamoros a su hijo: «para ser árbitro debe ser una buena persona»

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Es quizás un hecho anecdótico o atípico, que hijos de los árbitros de fútbol quieran seguir sus pasos, máxime que es una ocupación muy peligrosa y poco apreciada, ya que siempre se les juzga por sus errores, limpiando las culpas de jugadores y técnicos que también son seres humanos y se equivocan más que ellos.

Al margen de lo anterior, hay casos muy curiosos en nuestro fútbol como le sucede al árbitro internacional Melvin Orlando Matamoros Ponce, uno de los mejores de la historia de nuestro fútbol y que sigue activo, pero que nunca se imaginó que su hijo del mismo nombre abrazaría una carrera tan dura y complicada como la arbitral.

Al inicio dio un no lógico, pero con el paso del tiempo lo ha apoyado al extremo de que es su mentor principal, en una carrera que apenas comienza, ya que tiene como techo el éxito rotundo en el arbitraje nacional e internacional.

MELVIN MATAMOROS JR: «EN LA VIDA NADIE LE REGALA NADA»

Melvin Daniel Matamoros Irías desde niño siempre se identificó con los árbitros de su ciudad natal, Morocelí, en donde nunca se apasionó por ningún equipo y eso le llevó a ser juez del fútbol y con sus escasos 18 años le sigue los pasos a su famoso padre Melvin Matamoros: «Nunca tuve equipo siempre fueron los árbitros, independientemente del color que usaran, lo importante para mi era seguir los pasos de mi padre y creo que ha sido una buena decisión, ya que es una carrera bonita donde se sufre mucho, pero al final durante todo el recorrido hay cosas buenas como en mi caso que tengo un profesor en casa, que me dirige, aconseja y regaña, pero que sobre todo es un gran ejemplo», reconoció.

El joven árbitro que ya aspira a Liga Nacional recordó su niñez a la par de su padre en las canchas deportivas: «Desde niño me fue entrando la curiosidad del arbitraje, aunque no me gustaba como trataban a mi padre, estaba cerca pero no decía nada, solo yo sentía adentro el enojo e incluso el impulso de decirles de todo, pero por ética y respeto no lo hice», aclaró.

Matamoros reconoció que no fue fácil decirle a su padre que quería emularlo como árbitro, pero encontró valor y lo hizo cuando tenia 14 años: «No encontraba la forma de decirle a mi papá, hasta que un día viendo un partido dije me gusta ser árbitro, aunque en ese instante no lo era, el me respondió: hijo está loco, pero yo les respondí quiero ser árbitro y lo convencí porque pasado un mes debuté de cuarto árbitro de él en 2017 en un partido en la Villa de San Francisco», recordó.

Pero la dificultad en casa no terminaba allí, su mamá tampoco estaba tan feliz de verlo en el arbitraje, pero al final aceptó: «Mi mamá siempre me ha apoyado, al inicio se asustó porque apenas tenía 14 años, pero al verme con las ganas no tuvo otra que apoyarme, pero haciéndome entender que la cosas son difíciles, aunque Dios me ha ayudado a soportarlas. Ella me dijo que su sufrimiento seguiría, ya que con mi papá sufre cada vez que dirige un partido, siempre está atenta al medio tiempo, enviándonos mensajes de aliento», indicó.

Melvin Jr. recuerda algunas anécdotas de su inicio en el arbitraje la mayoría en su colegio en donde lo apoyaron mucho: «Con 15 años ya mis compañeros me decían, venga señor árbitro, eso me motivó mucho e incluso dirigí dos partidos en el Colegio de Nuevo Paraíso, ya que allí me vieron compañeros, profesores y demás alumnado», dijo con orgullo.

Lo que si fue duro por mucho tiempo eran los lunes post partidos clásicos, ya que sus compañeros cuestionaban el desempeño de sus padre en los mismos: «Era difícil ir los lunes después de los clásicos que dirigía mi padre, ya que la mayoría son Olimpia o Motagua. Siempre se quejaban y justificaban en él la derrota, porque nos pitó un penal o no expulsó a un contrario, pero yo les aclaraba que no era así, aunque reconocía que siempre en los árbitros se escudan de las derrotas. Muchas veces les expliqué del porque de las decisiones, pero algunos no dieron su brazo a torcer», recordó.

Pero no todo ha sido color de rosa en el arbitraje, por su juventud ha encontrado algunos obstáculos que ha esquivado con determinación: «Al inicio era difícil porque tenía que dirigir a jugadores de mas de 30 años, cuando yo jugaba mables ellos ya eran futbolistas, pero tenía arrugar la cara y ser fuerte. Mi papá siempre me dice una frase que me ha servido mucho, que no me vean cara de niño y eso hemos tratado de hacer porque a un jugador cuando les muestra eso, se aprovecha», explicó.

Como todo árbitro moderno, la preparación académica es básica para crecer en esta profesión y Melvin Matamoros Jr, así lo entiende: «El estudio debe ir acorde al arbitraje, por la mañana estudiamos en la Universidad y en la tarde entrenamos para estar en familia por la noche, pero si necesitamos desvelarlos por el estudio lo hacemos ya que llevo dos años en la carrera de inglés en la UPNFM, pero además estamos aprendiendo francés», informó.

Al joven «tocapito» que ya pasó su prueba física para optar a Liga Nacional no le asustan los cambios de las reglas de juego, sino se enfatiza en estudiarlas al máximo: «El futbol es más moderno cada día, los cambios son continuos, por eso los árbitros debemos adaptarnos rápido para a seguir por el buen camino, ya que en la vida nadie le regala nada y nadie lo hará por usted como dice mi padre», analizó.

MELVIN MATAMOROS: «LA CLAVE DE TODO ES SER BUENA PERSONA»

Por su parte el experimentado árbitro internacional no escondió que no le gustó la idea de que su hijo mayor se dedicara a su oficio, ya que a veces se viven momentos delicados: «Nunca me imaginé que tendría a un hijo árbitro y que siguiera mis pasos, pero tuve que aceptarlo y hoy se ha convertido en una realidad», explicó

Hoy, cinco años después de ese momento en la vida de su hijo mayor, asegura que ahora todo ha cambiado: «No fue fácil poder tomar esa decisión y darle ese espacio. Como árbitro se sufre mucho, el camino es largo con muchas dificultades, no es lo mismo estar en Liga Nacional que en Ligas burocráticas, Liga Mayor o de Ascenso, ya que existen situaciones distintas, porque se expone mucho en canchas abiertas y por eso no me parecía mucho, pero lo vi entusiasmado en junio del 2017 y no le pude cortar la oportunidad», indicó.

Con el paso del tiempo se ve más tranquilo, cree que su vástago va por buen camino: «han pasado cinco años y veo que es un muchacho con mucho talento, ha mejorado en el aprendizaje, ya que eso es fundamental para el crecimiento en toda la formación como persona y árbitro», expuso.

Matamoros Ponce no niega una realidad, su hijo por cosas de la vida llega mejor preparado al arbitraje nacional: «No lo puedo negar, llega mejor, habla inglés, se maneja bien los entrenos, ya que a esa edad yo no pensaba en ser atleta, mientras él tiene condiciones exageradas yo no tuve esa formación porque debuté a los 30 años, pero él a sus casi 19 años está cerca de debutar, porque ha aprendido mucho dirigiendo en partidos de la Liga de Ascenso», expuso.

Un hecho histórico que puede darse en 2022 o 2003 es que estén juntos en Liga Nacional, ya lo hicieron en Liga Mayor, sin embargo es algo que depende del debut de Melvin Jr: «No pensaba en dirigir juntos en Liga Nacional, pero todavía me siento para seguir bregando, de hecho voy a optar para la inscripción de FIFA 2023, todavía tengo mucho que dar, por lo menos hasta el 2023, mientras para él se acerca el debut en Liga Nacional, aunque eso lo deciden las autoridades del arbitraje, a través de su preparación adecuada para la misma», indicó.

Un hecho que ha marcado en Matamoros ser buen árbitro son sus buenas relaciones humanas, la que ha transmitido a su hijo para que alcance el éxito deseado: «Yo le digo él que para ser árbitro debe ser una buena persona, un gran ser humano dentro y fuera de la casa, con una formación total en todas las categorías, por ello en la filial de Morocelí están ayudando a todos los jóvenes a formarles con reuniones clases, no solo con él sino de todos los aspirantes a la profesional», agregó.

Lo que finalmente si dejó claro es que su hijo tiene que hacer su propia historia ya que la de él está a punto de concluir en el arbitraje nacional: «Él tiene que hacer su nombre, ser él, yo gozo del privilegio de que la prensa me quiere mucho y me acepta porque he tenido una regularidad, pero él ahora le toca hacer su propio camino, siendo buena persona, buscar ser humilde, escuchar a las demás personas y hacer grandes presentaciones arbitrales, pero sin olvidar que tiene que correr, porque sino otro va correr por él», concluyó. (GG)

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