A un año de la partida del maestro «·Chelato»

Pasa rápido el tiempo, 365 días, un año, pero no el recuerdo de un ilustre hondureño como Chelato Uclés que dejó su vida entera por el apostolado del fútbol nacional, educando a la juventud en una sana distracción como el fútbol

En Honduras, un pequeño país dañado por la corrupción y otras cosas, cuando hablamos de lo bueno no podemos olvidar al viejo maestro que a los 81 años rindió la jornada de la vida, pero que en su legado hay muchas cosas como la gloriosa participación de Honduras en España 1982.

Sus más de cincuenta años como técnico activo en selecciones y clubes nacionales y extranjeros fueron parte de su legado, con campeonatos, finales, récords y partidos, pero sobre todo el tiempo y dedicación para planear cada juego que dirigió no tienen precio, ya que ni con todo los salarios que devengó en vida se le pagó lo justo al recordado entrenador.

Recientemente el Congreso Nacional decidió que el estadio Nacional lleve su nombre, algo que está bien, aunque este honor debió recibirlo en vida, que lo viviera y lo sintiera como cuando Fenafuth le dio el honor que su centro de alto rendimiento lleve su nombre.

Lo del Nacional está muy bien, pero hay oficializarlo con una placa y si es posible con un rótulo para que todo sepan que lleva su nombre y que no se engavete como cualquier acuerdo legislativo que están vigentes y que nadie sabe que existen como sucede actualmente con el estadio Olímpico «Mario Cofra Caballero» de San Pedro Sula.

No basta decirlo o escribirlo en los medios el estadio Chelato Uclés, fala el acto formal con toda su familia, guste o no a muchos ya que ni el señor Jesucristo tuvo unanimidad y fue crucificado, por lo que el cambio de nombre unos lo aprueban y otro no, pero en general nadie discute que por entrega, honradez y dedicación merece este galardón aunque sea póstumo.

Que su slogan nunca se sabe… no se aplique para ver esa placa y ese rótulo con su nombre y que si sepa en todo el mundo que el estadio histórico de Honduras lleva el nombre de un ícono catracho que amó al fútbol hasta el último día de su vida. (GG)