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Raúl Suazo: “No se que estamos pagando»

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Después del juego que perdimos en Costa Rica en el último minuto, entrevistaron a Rommel Quioto y buscando éste una explicación, manifestó: “No sé qué estamos pagando porque perdemos juegos en los últimos minutos; se van los partidos de las manos”
Y eso tiene visos de verdad, por lo menos porque en los dos juegos de noviembre de este Hexagonal, ambos inexplicablemente, se perdieron en los últimos minutos.
En el caso del juego ante Panamá que, faltando 10 minutos y ganando 2×0, en siete minutos nos empataron y finalmente perdimos 3×2 y, el martes, creyendo el juego terminaría empatado, en el último minuto Costa Rica nos gana 2×1.
Esas declaraciones me recordaron lo que pasó en la Era Pinto en que, igualmente, en los cuatro últimos juegos, ganándolos como los ganábamos, en los últimos minutos nos los empataron, privándonos esos resultados de ir directamente al mundial de Rusia, relegándonos al repechaje, en el cual igualmente perdimos.
En ese tiempo del profesor Pinto lo que prevaleció para el entrenador y para muchos comentaristas, fue el uso de la frase “La Maldición de los Últimos Minutos”.
Indignado por lo que leía, escribí un artículo en que atribuía ese fenómeno, no producto de una “maldición”, sino de algo lógico: el cansancio, el agotamiento de los jugadores por el extremo sometimiento de doble horario de los jugadores en régimen de selección y en sus equipos.
Los empates se suscitaban en los últimos minutos del juego, cuando ya el físico de los jugadores había llegado al límite. Argumentaba en ese escrito que antes de ese período final del juego, la selección mantenía un buen ritmo pero, por el exceso de entrenamiento en los micro ciclos, al final, físicamente estaban reventados.
Los equipos habían denunciado ese exceso; el Directorio de FENAFUTH no investigó y Pinto se defendió diciendo que su método de entrenamiento era un método ganador.
Al final reflexionó y con certeza puedo asegurar que al dosificar su método, la selección hizo los puntos necesarios para ir al repechaje pero, ya el daño estaba hecho al empatar esos juegos, sumando 1 y no 3 puntos por juego.
En el caso de los dos juegos contra Panamá y Costa Rica de este inicio de la segunda vuelta, la explicación no es tan esotérica pero, igualmente, no es una maldición.
Somos víctimas de la modernidad. Las Redes Sociales se han convertido en el medio idóneo para canalizar la frustración y la envidia de mucha gente fracasada que ve en los jugadores la fama y el bienestar que ellos no tienen, aprovechando la impunidad y la liberalidad de esos medios para dejar salir esa insatisfacción, esa frustración, utilizando un léxico peyorativo, cargado de odio y deseos de hacer daño, sin ponerse a pensar en el daño que producen en el núcleo familiar, hijos que leen las groserías que le dicen a sus padres y que no entienden que mal les ha hecho su pariente para ser tratado de forma tan grosera.
Que pensará la familia de Maynor?, Que pensará su hijo oyendo o leyendo todas las majaderías que le han dicho a su padre ?

Pero que no se crea que solo lo hacen personas sin cultura deportiva; no, también se suman a esto ex jugadores, periodistas deportivos, entrenadores.
Oyendo a dos ex jugadores que ahora se dedican al periodismo deportivo, ahora, por su pretensión política queriendo ganar votos, igualmente se suman a comentar en forma no apropiada a aquel que desempeña una profesión que ya ellos creen superada porque ahora están en otro nivel.
Ellos también fracasaron y no fueron a ningún mundial y, aunque hubiesen ido, eso no les da el derecho de comentar como lo hacen.
Tantas veces le han dicho a Maynor que ya está viejo, que se retire qué, al final, su mente le ha de repetir que si, que está viejo. Quioto se pregunta qué estarán pagando y no es más que cientos, miles de hondureños les están mandando malas vibras y por eso juegan presionados, sabiendo que si pierden o no clasifican, hasta podrían querer hacerles más daño que el que les hacen con sus comentarios.
Ese es el estigma del jugador hondureño, la gente les exige sacrificios por el país que no se les exigen a sus funcionarios públicos que, algunos de ellos, únicamente llegan a un cargo público para logar un beneficio personal.
No se dan cuenta o quieren no darse cuenta que, un jugador vale mientras mantenga un buen rendimiento pero que su ciclo productivo es de muy pocos años y que cuando les llega la hora del retiro, muchas veces no tienen otra alternativa de trabajo y él y su familia, viven una triste realidad.
Si, sé que muchos no estarán de acuerdo con este comentario pero, creo es una argumentación válida para intentar entender qué aconteció en esos dos juegos. (JRSL)

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