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De Todo Un Poco

Panenka y el penalti más imitado de la historia

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Lanzar un penalti «a lo Panenka» es sinónimo de atrevimiento, exquisitez, éxito rotundo o fracaso vergonzoso. Su ejecución, plástica y hermosa, tiene «copyright» y pertenece al checo Antonín Panenka, arquitecto de un arte con el que su selección ganó la Eurocopa de Yugoslavia 1976 gracias a un osado disparo que pasó a la historia.

Gracias a un sutil golpeo, Panenka consiguió que prácticamente nadie se acuerde de que Checoslovaquia ganó un título a Alemania Federal hace 43 años. Sin embargo, su quinto y definitivo lanzamiento de la tanda de penaltis es una leyenda que nadie olvida.

Para llegar hasta aquel momento, Panenka, nacido un 2 de diciembre de 1948 en Praga, tuvo que pasar prácticamente toda su vida dedicada al fútbol. Desde muy pequeño, en el barrio de Vinohrady, inició su relación con un balón en las calles supervisado por su padre, un jugador semiprofesional cuya carrera se frenó por un accidente de moto.

La desgracia de su padre fue la oportunidad del pequeño Panenka, que tuvo un supervisor de lujo desde muy joven. Entre su progenitor, y su profesor de gimnasia, se convirtió en un atleta que inició su carrera en las categorías inferiores del Bohemias Praha. Una lesión ocular a los 20 años amenazó su progresión, pero finalmente consiguió debutar en la temporada 1967/68. Hasta el curso 1980/81 defendió los colores del Bohemians.

A lo largo de 230 encuentros, marcó 76 goles y nunca ganó una competición nacional, pero se convirtió en uno de los jugadores checoslovacos que pudieron salir de sus fronteras. Cumplió con todas las condiciones que impuso su gobierno: tener más de 32 años y haber jugado más de 50 partidos con la selección. Panenka, en 1981, se fue al Rapid Viena, donde ganó dos Ligas austríacas, tres Copas e incluso llegó a jugar una final de la Recopa.

Si pudo acabar su carrera en Austria fue gracias al éxito de Checoslovaquia en aquella Eurocopa de 1976, que colocó en el escaparate europeo a muchos de sus jugadores. Panenka, desde 1973, era un asiduo a la selección y sólo tres años después, protagonizó el instante que le encumbró a los altares del fútbol mundial.

Checoslovaquia consiguió acceder a la fase final después de una fase de clasificación brillante. Encuadrada en el grupo 1, fue primera por delante de Inglaterra, Portugal y Chipre. Después, en cuartos de final, se deshizo de la Unión Soviética. En total, Panenka firmó cuatro goles en seis partidos.

A la fase final accedieron los cuatro mejores y Checoslovaquia se enfrentó en semifinales ni más ni menos que a los Países Bajos de Johan Cruyff, que dos años antes fue subcampeón en el Mundial de Alemania 1974. Aquel partido disputado en Zagreb, fue el último de Cruyff con su selección en una gran competición internacional. Perdió 3-1 en la prórroga y se quedó sin jugar la final frente a Alemania Federal.

La campeona del mundo era la gran favorita, pero Checoslovaquia, por sorpresa, se puso por delante en el marcador con los goles de Svehlík y Dobias. Gerd Müller recortó distancias antes del descanso y Hölzenbein empató en el minuto 89. La prórroga no decidió nada y los penaltis, con todo aciertos menos un fallo de Uli Hoenes en el cuarto penalti germano, citaron a Panenka con la historia.

«Estuve ensayando durante dos años ese tipo de lanzamiento. Pensaba que si lo tiraba justo por el centro y con una suave parábola marcaría seguro. Si golpeas con fuerza siempre hay una posibilidad de que el portero la pare gracias a sus reflejos. Sabía que ningún portero tendría la valentía de quedarse parado en la línea. Todos esperan al último segundo y luego se tiran a un lado».

Así explicó años después Panenka cómo ideó su disparo. Lo ensayó durante un tiempo en el Bohemians, no fue algo espontáneo. Y, sus compañeros, lo sabían. «Muchos me pidieron que no tirara el penalti así. Pero el entrenador me dijo: ‘Mira, haz lo que tú creas. Depende de ti».

Panenka no lo dudó y ejecutó su lanzamiento tal y como lo tenía pensado. El portero Sepp Maier picó el anzuelo y Checoslovaquia se proclamó campeona. Panenka alcanzó la fama y dio paso a imitadores. Algunos, triunfaron, como Zidane en la final del Mundial de Alemania 2006 o Sergio Ramos a Buffon en la Eurocopa 2012.

Otros, en el intento, fallaron e hicieron el ridículo. Cristiano Ronaldo, Neymar, Totti, Pirlo, Van Persie o Ribery son sólo algunos nombres ilustres que han errado al intentar imitar el lanzamiento de Panenka. El éxito, te convierte en un héroe. El fracaso, en un villano. Y, Panenka, fue un súper héroe. Triunfó el primero, se convirtió en un pionero y encima en un día señalado: la final de una Eurocopa. EFE (HN)

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