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De Todo Un Poco

Hace 41 años falleció Sandor Kocsis, «cabeza de oro»

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Sandor Kocsis, máximo goleador de la Copa Mundial de la FIFA Suiza 1954, con 11 dianas en 450 minutos de juego, era el artista que mejor iba por alto del fabuloso ataque de Hungría; una selección inolvidable que sólo iba a perder un partido en seis años.

A pesar de su modesta estatura (1.77 m), Kocsis tenía un auténtico don para ir a buscar los balones más altos, a los que remataba con la frente con una potencia poco frecuente. Esa cualidad le valió el apodo de «la cabeza de oro». «Mi juego de cabeza debió de nacer al mismo tiempo que yo. No creo que eso se pueda aprender», respondía cuando se le preguntaba sobre su extraordinaria forma de marcar los tiempos.

Kocsis, nacido el 21 de septiembre de 1929 en Budapest, ganó su primer título en 1949, con el Ferencvaros. Lo hizo con 19 años de edad, antes de unirse a Puskas, Bozsik y Csibor para defender la camiseta del Honved, con el que se adjudicaría tres nuevos trofeos (1952, 1954 y 1955). Sin embargo, pese a todo su talento, Kocsis era sólo una de las joyas de la corona del ataque de Hungría; seguramente, el mejor complementado y más talentoso de la historia del fútbol.

Así, Czibor, Kocsis, Hidegkuti, Puskas y Toth se mantuvieron invictos con su selección durante cuatro años y 33 partidos (29 victorias, 4 empates y 144 goles a favor) antes de inclinarse, ante la sorpresa general, en la final de la Copa Mundial de la FIFA. Justo el partido que no había que perder….

Así, esta armada magiar hizo temblar a todo el mundo cuando llegó a Suiza con la vitola de su título olímpico en 1952, o de su histórica victoria de 1953 contra Inglaterra en Wembley (3-6). En cada uno de sus triunfos, Sandor Kocsis, quien sumaría finalmente 75 tantos en 68 partidos internacionales, tuvo un papel decisivo.

Los partidos del Grupo B confirmaron de inmediato el poderío de Hungría, que endosó un sangrante 9-0 a la República de Corea con tres dianas de Kocsis. Seguidamente, los mágicos magiares dejaron su impronta al obtener un espectacular 8-3 contra la selección de la República Federal de Alemania («la cabeza de oro» marcó 4 goles). Con 7 tantos en 2 encuentros, el interior derecho húngaro se hacía así con una opción casi definitiva sobre el título de máximo goleador.

El héroe caído del Wankdorf
El partido de cuartos contra Brasil, el 27 de junio en Berna, considerado como una final anticipada, dio lugar a una auténtica batalla campal (con tres expulsados y una increíble pelea generalizada tras el pitido final), pero Kocsis volvió a salir bien parado, al conectar dos cabezazos decisivos para la victoria (4-2).

De hecho, fue en la semifinal contra Uruguay, defensor del título e invicto en las fases finales desde la creación de la Copa Mundial de la FIFA (10 victorias y 1 empate) donde Sandor Kocsis iba a disputar el partido más completo de su carrera. Así, estuvo en el origen del primer gol, donde dio un pase decisivo de cabeza para Czibor, a centro de Hidegkuti.

Después, en una prórroga épica (a la que se llegó con 2-2), alojó en el fondo de las mallas dos nuevos testarazos victoriosos; el primero, a centro de Budai (109′) y el segundo tras un servicio de Hidegkuti (117′). En ambas ocasiones, fue a elevarse a gran altura en el cielo de Lausana en busca de un balón que parecía inalcanzable. «Cuando tenga una larga barba blanca, seguiré hablando de Kocsis, el hombre que apuntilló a Uruguay gracias a su juego de cabeza único en el mundo», señaló en los vestuarios el arquero uruguayo Roque Máspoli, lleno de admiración.

A partir de ahí, la final contra Alemania, en el Wandkorf de Berna, podía antojarse un mero trámite. El comienzo del partido confirmó esa impresión, pues Hungría iba ganando 2-0 al cabo de 8 minutos, gracias a los tantos de Puskas (al aprovechar un balón mal despejado por el guardameta alemán Turek, tras un potente disparo de Kocsis) y un segundo de Czibor. Sin embargo, el encuentro volvía a empezar de nuevo en el minuto 19, en que los alemanes lograron enjugar su desventaja (2-2). Una vez más, Kocsis iba a ser el héroe del partido, pero esta vez maldito. Primero, en el minuto 57, tras un pase de Toth, su potente remate de cabeza se estrelló en el travesaño. Después, en el minuto 85, se dejó arrebatar el balón por Schäfer, y el contraataque concluyó con el gol del título para Alemania, marcado por Rahn.

Dos años más tarde, con la entrada de los tanques soviéticos en las calles de Budapest, Sandor Kocsis se exilió a Suiza y luego a España. Allí iba a dar días de gloria al FC Barcelona, con el que ganó un título de liga, dos Copas de España y una Copa de Ferias. Pero la historia es un eterno retorno y, así, en 1961 regresó al Wandkorf de Berna para disputar una final de la Copa de Europa contra el Benfica. Una vez más, cayó derrotado por 3-2, después de meter un gol y rematar al larguero.

Finalmente, Kocsis colgó las botas en 1965, con 36 años de edad, y hasta 1979 regentó un café-bar en el centro de Barcelona. Aquejado de una enfermedad incurable, se suicidó el 22 de julio de 1979. (GG) (Tomado de FIFA.COM)

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