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Béisbol

Phil Jackson le bateó un doble a… ¿Satchel Paige?

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Uno de los beneficios de la pausa que tuvo el béisbol debido a la pandemia del coronavirus en los últimos meses es que nos dio tiempo para descubrir información que había pasado previamente desapercibida. Cosas importantes, cosas obscuras, sucesos impresionantes.

Como cuando Phil Jackson le conectó un doble a Satchel Paige.

Esperen un momento, ¿cómo?. Sí, usted leyó bien. Paige, una de las más grandes estrellas de las Ligas Negras, y Jackson, ganador de 11 títulos de la NBA como entrenador, compartieron el mismo terreno de juego al mismo tiempo. Esto sucedió en el noroeste de Dakota del Norte.

“Fue un encuentro fortuito esa noche”, Jackson le dijo a MLB.com, “y es algo que uno nunca esperaría que sucediera”.

Pero sucedió, asegura el ex entrenador y ex jugador de la NBA de 74 años de edad, en el verano de 1963 o 1964, cuando jugaba pelota en la Liga American Legion en Williston, Dakota del Norte, y Paige hacia una gira por el país junto a varios compañeros de las Ligas Negras.

Muchas historias que involucran al legendario Paige son apócrifas. Y quizás ésta también es demasiado buena para ser verdad. Pero este cuento ha circulado por algún tiempo ahora: Fue sacado a colación brevemente en varios libros (incluyendo “The Jordan Rules”) y en artículos en algunos diarios durante la carrera de Jackson como entrenador, pero en la era pre-Internet esta historia pasó desapercibida, razón por la cual decidimos examinarla a fondo. Y realmente: ¿Qué ganaría el Zen Master inventando esta clase de cuentos?

El gran amigo y ex compañero de preparatoria de Jackson, Bob Sathe, insistió en lo siguiente: “Si él dice que sucedió, sucedió. No es una persona a quien le guste adornarse”.

Primero, algo que ustedes deben saber es que Jackson tuvo alguna vez intenciones serias de jugar béisbol profesional.

El béisbol era un deporte bien popular en el pequeño pueblo de Williston, que tenía una población que apenas rebasaba los 10,000 habitantes cuando Jackson se mudó ahí mientras cursaba el sexto grado. De 1954 a 1957, el pueblo tenía acceso a la Liga Independiente Manitoba-Dakota (también llamada Liga “Mandak”) – un circuito que le brindaba a varios peloteros de las Ligas Negras (incluyendo a Paige, quien lanzó por los Minot Mallards en 1950) la oportunidad de continuar sus carreras, junto a ex ligamayoristas, jugadores de ligas menores y talento local.

Entre la presencia de los Williston Oilers en dicha liga, los banquetes de béisbol de invierno anuales y los tours de filmes de la Serie Mundial que visitaban el pueblo, y sus experiencias propias sobre el terreno de juego como un espigado lanzador zurdo y primera base, Jackson era un auténtico fanático del béisbol. Estaba particularmente encantado con la búsqueda de Roger Maris del récord de cuadrangulares en una temporada en 1961.

Jackson no tenía el poder de Maris. Pero debido a que era un chico demasiado alto al terminar la preparatoria (2 metros) y todavía creció algunos centímetros durante la universidad, exhibía una zancada bastante larga en su mecánica de lanzar.

“Cada vez que lanzaba la bola”, asegura, “mi gorra caía al suelo”.

Con sus largos brazos, Jackson lanzaba una curva casi submarina que, en la memoria de Sathe, obligaba a los bateadores zurdos a salirse de la caja de bateo.

Era una lástima, porque Jackson no tenía comando sobre ella.

“Era un lanzador bastante descontrolado”, admite Jackson. “Mejoré un poco con el tiempo. Ponché a muchos bateadores, pero también otorgué muchas bases por bolas, dejémoslo ahí. Pero me divertí bastante”.

La estatura de Jackson y su perfil para jugar baloncesto aumentaron en la Universidad de Dakota del Norte (UND), pero siguió lanzando, aun cuando el brutal frío de invierno de Dakota del Norte no ayudaba con su desarrollo. En su segundo año en UND, lideró el equipo en victorias (cinco), promedio de efectividad (2.30) y ponches (51). En se tercer año, lanzó seis juegos completos, incluyendo dos blanqueadas, mientras que volvió a encabezar al equipo en ponches (76).

Durante ese tercer año de universidad, el manager del equipo de béisbol de Jackson, Harold “Pinky” Kraft, le dijo que los Dodgers estaban interesados en sus servicios. Pero Kraft le hizo saber al escucha de Los Ángeles que el futuro de Jackson estaba en el baloncesto.

A Jackson le tomó un poco más de tiempo para llegar a la misma conclusión. Se dio cuenta de ello ese mismo verano, cuando era lanzador de los Mobridge Lakes, un equipo semiprofesional en la ya desaparecida Liga Basin de Dakota del Sur.

“Nos enfrentábamos a un equipo de Clase-C de Aberdeen, Dakota del Sur, y estos muchachos estaban castigando mi recta”, recordó Jackson. “Después de algunas semanas alojándome en casas de hospedaje y haciendo trabajos comunes, había rebajado 15 libras de peso. Entonces me di cuenta de que eso no iba a funcionar. No me iba a quedar cuerpo para jugar baloncesto”.

Para su último año en la Universidad de Dakota del Norte, en 1967, Jackson decidió jugar sólo un deporte. En vez de practicar béisbol, pasó la primavera reuniéndose con varios entrenadores y gerentes generales de la NBA y la Asociación Americana de Baloncesto. Al final, fue elegido por los Knicks de Nueva York en la segunda ronda del draft de la NBA.

Curiosamente, décadas antes de que Jordan coqueteara con la idea de jugar pelota profesional, Jackson consultó con Danny Wheelan, el preparador físico de los Knicks y quien también había trabajado con los Piratas, para ver si era posible que volviera al béisbol.

La inquietud nunca se convirtió en nada real (Jackson terminó jugando 12 temporadas en la NBA y fue un miembro clave en el equipo que consiguió el último título de los Knicks en 1973). Pero le brindó un marco de referencia para su carrera como entrenador, cuando una cierta superestrella se integró al equipo Triple-A de los Medias Blancas en 1994. Jackson comprendió la poco convencional y controversial misión de Jordan.

Pero la manera más directa en que el la pelota resultó impactando a Jackson fue por medio de su experiencia como piloto en una liga de béisbol de para adolescentes mientras todavía acudía a la escuela secundaria y universidad.

Cuando Jackson tenía 20 años, guio a su equipo a la final estatal.

“Los muchachos eran cinco o seis años menores que yo”, explicó Jackson. “Sin dudas, me enseñó la disciplina necesaria para ser entrenador”.

Durante sus días como entrenador de Chicago, Jackson bromeaba con el dueño de los Bulls y de los Medias Blancas, Jerry Reinsdorf, que, si alguna vez necesitaba un manager de emergencia para los Patipálidos, sus servicios estaban disponibles. Sin embargo, la mayoría se puede atrever a decir que Jackson tomó el camino correcto con su carrera como entrenador.

De todas maneras, el béisbol le dejó algunas historias para contar — ninguna mejor como el momento en que enfrentó a Paige mientras jugaba en la Liga American Legion en el verano después de su último año de secundaria o su primer año de universidad (Jackson no estaba seguro cuándo).

Paige, quien era casi de la misma estatura de Jackson, militó 40 años en el béisbol profesional, lanzando más de 2,500 juegos y apuntándose la victoria en casi 2,000 de ellos, si nos basamos en los registros del mismo Paige. Cuando no vestía el uniforme para equipos en las Ligas Negras, Grandes Ligas o Ligas Menores, era parte de equipos semiprofesionales que viajaban por todos los Estados Unidos.

Así fue como los caminos de Paige y Jackson se cruzaron en un partido de exhibición.

“Era casi un ambiente de universidad, en medio del oeste de Dakota del Norte, un calor impresionante en un pueblito polvoriento”, recordó Jackson. “Hubo bastantes espectadores para eso. Recuerdo que Paige y sus compañeros parecían que se estaban divirtiendo. Yo era el pitcher contra Paige, yo era larguirucho y tenía que taparme el ojo izquierdo con la gorra porque el brillo del sol pasaba por las gradas. Ellos se estaban burlando desde la cueva”.

Cuando Jackson entró a la caja de bateo contra Paige (no había bateador designado), no vio la intimidante recta que había hecho de Paige una figura en los más altos niveles. Aunque Paige logró realizar una última presentación en las Mayores por los Atléticos de Kansas City en 1965, al momento de enfrentar a Jackson — a los 60 años — ya no era del calibre que tenía en 1953, su última campaña con verdadero éxito en MLB.

“Probablemente estaba lanzando a 70 millas por hora”, indicó Jackson. “Pienso que me dio un lanzamiento fácil para batear y la envié hasta el muro del jardín central. Fue un juego divertido”.

Y fue una historia divertida. Phil Jackson vs. Satchel Paige. (GG) (TOMADO MLB.COM)

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