Fútbol Nacional
El bullying un mal que también afecta al fútbol menor
En los últimos años el bullying es un tema de moda en todos los círculos sociales y que afecta todas las áreas de la vida, sin embargo su preponderancia se dan en los ámbitos donde predominan la presencia de niños y es que los pequeños dentro de su inocencia no son capaces de imaginar el daño que pueden causar con frases que a su juicio son inofensivas.
Es común que padres de familia denuncien que sus hijos son víctimas de este terrible mal en la escuela, incluso se han dado casos en los que los pequeños muestran su deseo de abandonar los centros educativos al no soportar las burlas de sus compañeros.
Sin embargo, la situación resulta más compleja de entender cuando son los adultos los que atentan contra la salud emocional de un menor ya que en teoría son los mayores los llamados a extinguir este flagelo.
Angelo Josué Castro Elvir, es un niño de 10 años que como casi todos en el país sueña con ser un futbolista de élite y llegar muy lejos, sin embargo, cultivar este sueño no le está siendo nada sencillo al menor que se destaca en la categoría sub 11 de Motagua.
Más allá de sus condiciones que le permiten ser titular y destacar en el club, hay un detalle no menor que le está pasando factura al pequeño y es que su estatura da la impresión que tiene más edad, en todo caso esto no debería justificar los ataques de los que es objeto.
“Cipote culero, ya tienes mujer, ya tenes pelos en los h…”, son algunas de las expresiones que constantemente bajan de la gradería para referirse a Castro Elvir, explica su madre Zayra Elvir.
La violencia física estuvo a punto de aparecer en el último partido de la categoría que disputaron Motagua contra Federal ya que tras una fuerte falta contra Angelo los padres de familia del equipo “verdeamarelo” comenzaron a proferir insultos.
“Saquen ese culero, se bajaron a Goliat”, entre otros fueron algunos de los insultos que se escucharon y que no cayeron nada bien a la gente del azul que reaccionó indignada, pero afortunadamente los ánimos se calmaron.
“No lo entiendo, creo que es algo personal porque hay un niño de su misma estatura en el equipo y no lo insultan, los improperios aparecen después de cada jugada de mi hijo y aunque él tiene una autoestima muy alta en algún momento me dijo que quería dejar el fútbol”, relata su mamá.
Doña Zayra recuerda que en un encuentro contra las Fuerzas Básicas de Olimpia (FBO), las cosas se salieron de control y hubo que llegar a los golpes.
“Ese día unos padres de familia en estado de ebriedad empezaron a insultarlo muy fuerte durante todo el partido, llegó un punto que el niño no soportó y se paró, se negó a seguir, entonces su padre Osman Castro, enfurecido por la acción fue a encarar a los que insultaban y se armó tremendo relajo, esto no puede darse en un espectáculo de niños”.
“Para uno de padre es doloroso porque no sabe cómo explicar, él muchas veces nos ha preguntado porqué lo insultan y lo más triste es que esas acciones las protagonizan los adultos porque en el campo los niños contrarios lo cuidan y son unos caballeros”.
La madre reta a los que ofenden a su hijo a que verifiquen que tiene la edad que lo certifica para jugar en esa categoría y deja claro que apoyará a su hijo hasta el final si quiere dedicarse al fútbol.
“Angelo tiene 10 años, si es más alto que un niño promedio ya es cosa de Dios y es sencillo si un contrario tiene dudas de su edad simplemente debe pedir la ficha de inscripción y listo, pero no deberían ensañarse con un pobre inocente”.
“Además no solo es con mi hijo, es terrible escuchar que de la grada los padres digan frases como, marquen a ese gordito que ni moverse puede, será que no tienen conciencia del daño que le hacen emocionalmente a un niño.
“Si él quiere ser futbolista la familia lo apoyará, no dejaremos que su sueño sea destruido por un par de inadaptados, si las condiciones luego no le alcanzan es otra cosa, pero no lo dejaremos”.
Finalmente la mamá del menor hace un llamado a las autoridades de la Federación de Fútbol y del mismo Motagua para que tomen acciones que permitan acabar con el bullying en los terrenos de juego.
“La Fenafuth y Motagua en este caso como equipo, las ligas menores deberían identificar a estas personas que le hacen bullying a los pequeños y no dejarlos entrar a los partidos porque se supone que el deporte es para fortalecer el desarrollo de los menores y con este tipo de actitudes lo que logran es dañarlos emocionalmente”.