Roberto Carlos y Mazinho enseñan el «jogo bonito» a los niños de León

La plaza de Regla, frente a imponente Catedral de León, ha servido esta tarde de improvisado terreno de juego para que centenares de niños descubrieran algunos de los secretos del «jogo bonito» brasileño, personificado por dos campeones del mundo con Brasil, Roberto Carlos, junto a Iomar do Nascimento, conocido futbolísticamente como «Mazinho».

Los organizadores del III Foro Internacional del Deporte (FID) Abanca Ciudad de León quisieron, en esta ocasión, acercar a los ídolos a la calle, ante la «Pulchra Leonina» «para dar un valor añadido también a un evento de estas características con vocación de conectar con la sociedad», ha señalado a Efe Francisco del Río, de la Asociación Golden Dream Team, que organiza el FID.

La explanada de la plaza se cubrió con camisetas de numerosos equipos, aunque los mayoritarios fueran el Real Madrid y el FC Barcelona, dada la presencia de uno de los emblemas del club blanco, el lateral Roberto Carlos, que actualmente desempeña la labor de imagen institucional del club, además de colaborar en medios de comunicación.

Ambos exjugadores, el madridista y Mazinho, que vistiera los colores del Valencia, Celta de Vigo y Elche en España, hicieron las delicias de los y sus progenitores, que tampoco quisieron perder la oportunidad de acercarse a los que quizá tuvieran todavía cercanos en el recuerdo cuando estaban en activo.

Se colocaron unas porterías y se estableció un circuito de habilidad en el que los pequeños, muchos de los cuales pertenecían a las Escuelas Deportivas Municipales de León y otros puntos de la provincia, así como de clubes de fútbol, pudieron demostrar su destreza con el balón.

Un encuentro con los astros brasileños que encandiló a los presentes que también tuvieron la oportunidad de fotografiarse y recoger los autógrafos de los que un día fueron estrellas mundiales en el firmamento futbolístico y que, junto con su compatriota, Julio Baptista, cerraron en el Auditorio Ciudad de León el III FID hablando del «jogo bonito». EFE