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Fútbol Nacional

Denovan Torres, el portero que “voló” de la depresión a la euforia

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A él no le gustaba el fútbol, pero la vida le dio un padre fanático del deporte rey, que casi lo obligó a convertirse en profesional, sin embargo, llegar a convertirse en un portero de la élite del fútbol hondureño no le ha sido sencillo ya que en el camino tuvo que superar muchos obstáculos y hubo momentos en los que según relata su madre estuvo a punto de decir adiós.

Es el mayor de tres hermanos, la fama le llegó en el momento menos esperado y es que tras casi una década de esperar ser el arquero titular de Marathón, un día tomó sus maletas y partió rumbo al Honduras Progreso para buscar hacerse un nombre, sin embargo, Héctor Vargas, apegado a una situación contractual y creyendo en su potencial lo hizo volver y le dio esa posibilidad con la que soñaba.

Pero aquella situación no fue nada sencilla y es que su madre, la profesora Nencis Pérez, comenta que su hijo pasó momentos difíciles.

Sentada cómodamente en su silla en su casa de habitación en la comunidad de Las Vegas, Victoria, Yoro, observa imágenes de su vástago cuando aún era un niño y la nostalgia la invade.

“Mi niño era muy tímido, le costaba relacionarse con los demás, hablaba muy poco y aunque no lo crean no le gustaba el fútbol, debo reconocer que llegó hasta donde está porque su papá, Ramón Galileo Torres, lo formó y le convenció que podía ser muy bueno”.

¿Qué pasó cuando se cae el traspaso de Denovan al Progreso?

Uno escucha las noticias y lo ve como cosas del fútbol, pero yo entendí la gravedad del asunto cuando Lila, su hermana me llamó para decirme que estaba deprimido, que no quería salir, ni comer.

Tuve que irme a San Pedro, lo encontré con una depresión terrible, él sentí que ir a Honduras Progreso, era su oportunidad de jugar y que volver a Marathón no era lo mejor.

¿Cómo salió de esa situación?

Hablé con él y sus hermanos, les dije que ahora más que nunca teníamos que estar con Denovan, le hicimos entender que si el cuerpo técnico lo estaba llamando era porque creían en él y que debía superar esa situación, ahora entendió que valió la pena.

¿Sigue siendo tímido?

Nada que ver, ahora se pasa, camina molestando a todo mundo.

¿Usted quería que fuera futbolista?

No. me dolió mucho separarme de mi niño a los 14 años, dejarlo solo en la ciudad, no era lo que y quería, pero a esas alturas mi niño ya estaba convencido que quería ser futbolista.

Nencis Pérez, madre del seleccionado nacional, asegura que de niño no le gustaba el fútbol.

¿Cómo define la carrera de su hijo?

Mi hijo es un luchador, su carrera no ha sido sencilla, estaba solo siendo muy pequeño y llorando me ha contado que muchas veces aguantó hambre, pero ahora está muy feliz.

¿La fama lo ha cambiado?

Afortunadamente no, tenemos una relación de amigos, me llama todos los día y en sus vacaciones viene siempre a Las Vegas, se sigue llevando con los amigos de infancia, no se le ha subido la fama a la cabeza.

¿Ve los partidos de su hijo?

Casi no, lo que pasa es que me deprimo cuando se equivoca, me parece que soy yo, no obstante en la comunidad es muy querido, la gente siempre se me acerca y me dice que están orgullosos de él.

¿Qué le dijo cuando lo llamaron a la selección?

Estaba muy feliz, hace tiempos se venía escuchando que lo podían llamar, ese era su sueño, está emocionado con esa posibilidad de jugar y lo disfruta al máximo, yo le he dicho siempre que sea disciplinado y que nunca de rinda.

Los habitantes de la comunidad llamaban loco al papá de Denovan

Luego de escuchar a su madre, era imprescindible escuchar la versión de Ramón Galileo Torres, el hombre de campo que se encargó de convertir en portero a su hijo mayor.

Lo encontramos en el restaurante el Guanacaste, un negocio familiar a las orillas de Victoria, Yoro, quemado por los rayos del sol tras una ardua jornada de trabajo, Galileo como le llaman todos en el pueblo no puede ocular la emoción al hablar de su vástago.

La mamá dijo que a Denovan no le gustaba el fútbol, ¿es eso cierto?

Risas, si le gustaba. Yo jugaba de portero con los equipos del pueblo y desde muy pequeño me decía que quería ser arquero, lo que no le gustó fue cuando ya lo puse a entrenar a dos horarios desde que tenía 6 años, esa era la parte que no lo convencía.

¿Cómo decimos popularmente era guevon?

No se si esa es la palabra, era un niño y a lo mejor no tenía conciencia de lo que pretendía yo con aquellos entrenamientos, me costó convencerlo que su futuro iba depender de lo que hiciera a diario en el campo.

¿En aquellos tiempo hubo quienes lo llamaron loco en el pueblo?

Era común en las tertulias de esquina escuchar decir, Galileo está quedando guindado, entrenando ese cipote todos los días. Lo que pasa es que lo trabajaba a doble horario, a las 8:00 en sus vacaciones y cuando estaba en clases solo por la tarde y los habitantes me decían loco, no me creían cuando les decía que mi hijo sería seleccionado nacional.

¿Y ahora?

Siguen diciendo que estoy loco porque les digo que Denovan puede competir con Luis “Buba” López por la titularidad.

¿Usted de lo cree o lo dicen solo por amor de padre?

Nunca le he mentido a mi hijo, le reconozco sus aciertos, pero no dejó de señalarle sus fallas, y creo firmemente que si se esfuerza puede llegar a jugar con la selección nacional.

Ramón Galileo Torres

¿Qué le falta a Denovan para ser mejor portero?

Algo está pasando con relación al torneo anterior, la última vez que hablamos le dije que en otras ocasiones el gol que le hace Jerry Bengtson, de cabeza , lo tapa, lo veo algo lento, pero eso puede ser normal porque creo que ha subido de peso, si supera ese aspecto va seguir triunfando.

¿Qué significa Denovan para la familia Torres?

Es el orgullo de todos, además la gente lo respeta mucho porque sabe que no ha sido sencillo.

El fútbol en la sangre

Denovan Torres, no es el único integrante de la familia que ha jugado en Liga Nacional, su tío Bayardo, participó en Olimpia, Vida, Petrotela, Súper Estrella, en la época de los 90 y comenta que siempre tuvo fe en su sobrino.

“Una vez le llamé a Carlos Martínez, cuando dirigía Marathón y le pregunté que si realmente le miraba condiciones para triunfar y su respuesta fue contundente: Tiene condiciones, talento para destacar, pero debe trabajar más”.

“Entonces hablé con él y le dije que tenía que entregarse más, que cuidará su vida personal porque los deportistas dependen de su físico, ahora se están viendo los resultados”.

El amigo de infancia

Domingo Eduardo Medina, vive en Las Vegas, Victoria, Yoro, y es uno de los más orgullosos de Denovan Torres y es que los une una amistad desde la infancia en la que jugaron juntos en el campo de la localidad.

“Para nosotros los vegeños es un orgullo verlo triunfar, nos acordamos cuando era un niño y Galileo lo llevaba casi a fuerzas a entrenar al campo, ahora está recogiendo los frutos, es un gran tipo, no cambia y cuando viene por la aldea siempre se reúne con nosotros”.

 

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