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China honra a Samaranch como una de las figuras clave de su historia reciente

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Las autoridades chinas reconocieron al expresidente del Comité Olímpico Internacional (COI) Juan Antonio Samaranch (1920-2010) como una de las figuras más importantes del proceso de reforma y apertura del país, cuyo cuadragésimo aniversario se celebra este martes en Pekín.

Samaranch figuró entre el centenar de personajes premiados con una «medalla de la amistad por la contribución a la reforma de China» por ser el «promotor del olimpismo» en el país asiático, algo que le confiere el honor de ser el único galardonado español y uno de los diez extranjeros.

Su hijo, Juan Antonio Samaranch Salisachs -actual vicepresidente del COI-, y de su nieto, Juan Antonio Samaranch Bigelli, recibieron la medalla de manos de las autoridades chinas en una ceremonia que contó con la presencia del presidente del país, Xi Jinping, junto a la plana mayor del Partido Comunista (PCCh).

Ambos coincidieron en señalar el «orgullo» y el «honor especial» por haber recogido esta medalla póstuma, y recordaron los motivos que llevaron a Samaranch -conocido en China como ‘Samalanchi’- a ser uno de los españoles más reconocidos en el gigante asiático.

El barcelonés, desde su puesto de presidente del COI -que desempeñó entre 1980 y 2001, pasando a ser presidente honorífico hasta su muerte-, fue uno de los principales apoyos de la inclusión de la China Popular en los organismos globales en un momento en el que Taiwán seguía aglutinando buena parte del favor internacional.

«Los chinos consideran que fue importantísimo para ayudarles a salir del aislacionismo, y se lo han agradecido toda su vida. El COI, con mi padre a la cabeza, fue uno de los primeros que les abrieron las puertas», explicó a Efe su hijo.

«Con ánimo de inclusión, de no dejar fuera a nadie y de intentar salvaguardar al máximo los derechos de los atletas de todo el mundo, el COI consiguió ser la primera institución internacional en la que convivían China y China Taipéi (nombre olímpico de Taiwán)», agregó.

«Los chinos tienen muy buena memoria y son muy agradecidos. Se fijan mucho en quién les apoya en cada momento. Mi padre entendía que la imprescindible universalidad del olimpismo solo se conseguiría si se incluía a China en el proyecto», apuntó Samaranch Salisachs.

«Él estuvo presente en toda esa transformación -recordó-, y les estuvo dando la mano desde el principio».

«No le podía caber en la cabeza que un sexto de la población mundial no pudiera participar. Pensó que una potencia como China no podía caer en el olvido, sobre todo en temas deportivos, que no deberían relacionarse con lo político», afirmó a Efe Samaranch Bigelli.

China participó por primera vez en unos Juegos en los de 1984, en Los Ángeles, en los que consiguieron 32 medallas, 15 de ellas de oro.

El apoyo de Samaranch no se limitó a la inclusión de China en el Movimiento Olímpico, sino que se convirtió en uno de los principales valedores de las candidaturas chinas para organizar unos Juegos Olímpicos, primero a los del 2000 -perdió por dos votos ante Sídney- y luego a los del 2008, que fueron a parar a Pekín.

«Salieron muy bien y recibieron muy buena crítica pública. Aquí fueron un exitazo», celebra el tercero de los Samaranch.

La vinculación del barcelonés con China fue tal que la familia optó por Pekín para abrir una fundación con su nombre, participada por el propio Gobierno chino, que se dedica a mantener la memoria de Samaranch y otros proyectos relacionados con los lazos España-China y con la promoción del deporte.

Asimismo, en Tianjin (noreste) se inauguró en 2013 un enorme museo en honor del patriarca de los Samaranch.

De hecho, el Gobierno pidió a la fundación que les ayudase a organizar estos programas en las provincias occidentales, donde el apoyo al PCCh es menor que en otras partes del país.

«Allí, los programas bajo el paraguas de la Fundación Juan Antonio Samaranch funcionan mejor que los del Estado. Es una maravilla, es sorprendente pero es así», indicó el número dos del COI.

Además, explicó que el organismo sirve para «mantener vivo y útil» el «activo» de la popularidad de Samaranch en el gigante asiático, que «puede ayudar mucho a la relación entre España y China».

También, la Fundación -creada en 2012- ayudó a abrir una sede de la academia de tenis Sánchez-Casal en Nankín (este), trajo a China a un equipo español de ‘Special Olympics’ y lleva a cabo intercambios de jugadores y entrenadores de deportes como fútbol o baloncesto entre ambos países.

El nombre de Samaranch también está vinculado ahora a una iniciativa que, en unas 40 ciudades chinas, da la oportunidad de jugar en campos de fútbol sala a chicos que no pueden permitirse alquilarlos.

«Con el paso del tiempo, habría sido normal que el nombre de mi abuelo hubiese caído en el olvido, pero esto demuestra que todavía se le sigue dando importancia a lo que hizo por China. Les ayudó a no estar tan aislada, a abrirse al exterior a través del deporte», consideró Samaranch Bigelli.

«Está claro que en China ha dejado un legado importantísimo. El olimpismo en China es una gran fuerza motriz del desarrollo de la sociedad», apuntó Samaranch Salisachs.

No en vano, los chinos todavía recuerdan con cariño a ‘Samalanchi’, a quien también conocen como «el abuelito amigo de los chinos». EFE

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