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Fútbol Internacional

Cannavaro: He cambiado mucho, ahora me siento entrenador

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Fabio Cannavaro ya se siente entrenador. Balón de Oro en 2006, ha necesitado forjarse durante tres años en países como China o Arabia Saudí para convencerse y sentirse capaz de defender un estilo de hacer fútbol, el suyo propio.
«Creo que he cambiado mucho, ahora me siento entrenador, ahora me siento un tío que comparte su idea de fútbol con los jugadores», explicó a Efe en una entrevista en la ciudad de Cantón, donde aterrizó hace unas semanas para dirigir al Guangzhou Evergrande.
A Fabio Cannavaro, China -y un breve paso por Arabia Saudí- lo ha convertido en entrenador. «En tres años he aprendido mucho, he mejorado mi sistema, he mejorado mi staff, ahora me encuentro con mucha más confianza», apunta desde su despacho en los campos de entrenamiento del equipo, ganador de las últimas siete Superligas chinas.
Más confianza para hablar con los jugadores y «darles siempre las cosas más claras, ya nunca voy a dudar», añade la leyenda italiana, testigo y capitán de aquella Italia campeona del mundo de 2006.
Y eso pese al idioma, que dificulta la comunicación entre los jugadores, la mayoría chinos, y cada vez más, ya que ese es el objetivo del club, nacionalizarse y participar en el sueño del presidente chino, Xi Jinping: que el fútbol sea deporte rey en el gigante asiático y que China esté al nivel de los grandes de Europa.
Aunque esta no es la primera vez que Cannavaro entrena el Guangzhou Evergrande, él así lo siente. Se ha olvidado de aquellos meses que arrancaron en noviembre de 2014 cuando fue llamado a sustituir a Marcello Lippi.
Sólo seis meses después y pese a que el equipo lideraba la Superliga, fue destituido para que llegase el brasileño Luiz Felipe Scolari.
«Estuve tan poco que no se puede contar como una primera vez y más porque aquí llegué como un hombre de Lippi, me miraban no como un entrenador, me miraban como un ayudante. Entonces para mí ahora es la primera vez porque ahora tengo mi staff, ahora tengo mi sistema», cuenta.
Después de aquella primera compleja incursión llegó un breve paso por el Al-Nassr de Arabia Saudí y luego en 2016 Cannavaro regresó a China para sustituir a Vanderlei Luxemburgo como entrenador de Tianjin Quanjian, entonces de la segunda división.
Y desde ahí arrancaron los buenos tiempos para el exjugador de equipos como Nápoles, Parma, Inter, Juventus y Real Madrid. Logró ascender al equipo y en la siguiente temporada (la pasada) un meteórico tercer lugar y la clasificación para la Liga de Campeones asiática.
Este éxito hizo que el Guangzhou Evergrande lo quisiera de vuelta tras la retirada de Scolari para enfrentar el reto de seguir siendo campeón e igualar los ocho títulos del desaparecido Dalian Shide, el equipo más laureado en los 25 años de liga profesional china.
«Ahora es distinto. He venido como entrenador porque me lo han pedido ellos y entonces para mí es mucho más sencillo y mucho más orgulloso, porque te cambian y luego te llaman otra vez y te hacen cinco años de contrato», explica el técnico, que no empezó con buen pie ya que el equipo perdió 4-5 el pasado fin de semana en el arranque de la competición.
«La continuidad», esa es la dificultad más grande que Cannavaro ha encontrado entre sus jugadores, ya que «ellos siempre suben, bajan, suben y bajan la atención en el campo», cuenta. Es consciente de que tendrán que pelear cada partido.
«El fútbol en China ha cambiado mucho, son siete años que ganan ellos y seguramente tenemos que luchar hasta el final para ganar más, pero hay equipos que han crecido mucho y más porque la gente se ha aburrido de ver ganar al Guangzhou», apunta.
En esta temporada, el club ha perdido a una de sus estrellas, el brasileño Paulinho, fichado el pasado verano por el FC Barcelona y reemplazado por el serbio Nemanja Gudelj. Mantiene como puntales decisivos a los brasileños Alan y Goulart, que llevan ya tres temporadas en el club.
Una de las cosas con las que Cannavaro está más satisfecho es con la disciplina que tienen los jugadores en China, donde «tú les explicas qué tienen que hacer y lo hacen», mientras que en Europa a veces hay que pelear con los egos.
Pese a esto, el entrenador tiene claro que China es su paso hacia Europa, su base, su entrenamiento. «Esto para mí es prepararme para ir ahí con mi staff» para que «cuando vaya a un equipo europeo vaya con una base buena que me pueda permitir entrenar, compartir mi idea del fútbol», confiesa.
Sin embargo, no tiene prisa, ni tiene planes. «Ahora tengo cinco años de contrato aquí y para mí lo importante es estar a gusto en un sitio, y aquí de verdad que me encuentro bien con los chavales, con la presidencia, con todos. Para un entrenador esto es importante, escuchar la confianza de la gente que está afuera».

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