El alma del hockey

Por: Jacobo Goldstein

El deporte de hockey de hielo era popularísimo en Canadá al finalizar la Segunda Guerra Mundial, y de allí se pasó a Estados Unidos, cuya liga profesional se llenó de estrellas canadienses, que le dieron el impulso que se necesitaba para que se arraigara en esta nación. Y así fue que Gordie Howe, apodado Power (El Poderoso) se vino de Canadá y se convirtió, jugando con los Red Wings de Detroit, en el alma y corazón de ese deporte, que ahora tiene centenares de millones de seguidores, no solo en Canadá, USA, Rusia, Checoslovaquia, Suecia, Finlandia, Noruega y otros países, sino que también en el resto del mundo, a través de TV y la red.

Gordie Howe nació en Canadá y se vino a EE UU, dando comienzo a una carrera espectacular, que llevó a Howe a ganar seis veces el trofeo de Jugador Más Valioso de la NHL, a alzarse con numerosos campeonatos de la liga, y a haber sido seleccionado 23 veces al Juego de las Estrellas. En su carrera tuvo más de 1,071 anotaciones y no solo era grande atacando, sino que era un león defendiendo, tocándole pegarle duro a sus rivales, al tiempo que a él también lo golpeaban fuertemente, causándole numerosas lesiones en la cabeza y en el resto del cuerpo.

Gordie dejó al retirarse, después de cinco décadas brillando en ese deporte, todos los récords imaginables, algunos de los cuales muchos años después fueron superados por otro gigante del hockey de hielo profesional, Wayne Gretzky. Ellos dos y Bobby Orr, han sido el Babe Ruth del béisbol, el Pelé del fútbol, el Michael Jordan del baloncesto. Ídolo de todos, respetado y querido al máximo, Gordie Howe ha entregado recientemente su alma al Creador, a los 88 años de edad, después de más de 40 y pico de años brillando en sus patines de hielo, su extraordinaria puntería tirando a gol y un espíritu de combate en la cancha que hemos visto en poquísima gente. Ahora le toca jugar en el firmamento, donde seguramente volverá a brillar con luz propia.