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Fútbol Internacional

Bale nuevamente abucheado por «glotón»

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Criticado por un sector del público del estadio Santiago Bernabéu durante el partido que el Real Madrid ganó a la Real Sociedad el pasado fin de semana, Gareth Bale tenía una oportunidad contra el Sevilla para dejar atrás una fama de «chupón» que parece perseguirle esta temporada.

Ya son varias las jugadas que a lo largo del curso han puesto en el disparadero al galés. Jugadores como Karim Benzema o Cristiano Ronaldo se quejaron en algún momento de la falta de generosidad en el último pase de su compañero.

Y, hace pocos días, su «víctima» fue James Rodríguez, a quien robó un balón destinado al colombiano, preparado para empujar la pelota dentro de la portería de la escuadra donostiarra. Bale quiso acaparar protagonismo y falló delante de la meta de la Real Sociedad. Eso, no gustó al público del Bernabéu, que después le silbó tímidamente.

Días después, Bale tenía una segunda oportunidad para demostrar que puede sustituir a Cristiano Ronaldo, fuera del césped estos dos últimos encuentros por sanción. Tenía a mano ser el gran protagonista, el jugador de los casi 100 millones de euros que dio un golpe encima de la mesa para mostrarse como una alternativa al líder portugués.

Sin embargo, no aprovechó la ausencia del jugador de Madeira. Su nota no fue baja, pero tampoco sobresaliente. En ninguno de los dos partidos cogió el testigo de Cristiano. No se erigió como una alternativa estelar.

Y eso que ante el Sevilla intentó cambiar. Por lo menos en la primera parte, en la que fue generoso hasta el extremo. Sus datos son concluyentes: no disparo a portería nunca. Ni lo intentó. Prefirió asistir a sus compañeros y no lo hizo mal.

Primero lo hizo con Benzema y después con Sami Khedira, que estuvo a punto de marcar al final de la primera parte gracias a un pase del galés, que cedió la pelota al delantero por encima de Diogo para dejar solo al alemán delante de la portería que defendía Sergio Rico por la lesión de Beto. El germano no acertó y dejó sin asistencia a Bale.

Ese fue casi todo el protagonismo del galés en los primeros 45 minutos. Hasta el 55, el resto de sus números eran normales. Nada que destacar y nada por lo que esconderse: tocó 26 balones, dio 12 pases buenos, perdió 8 pelotas, recibió una falta, hizo dos recuperaciones y por fin se lanzó a disparar.

Cuando sacó su fusil, pecó de lo aquello que parecía haber estado evitando durante todo el partido. Bale volvió a las andadas en su mejor jugada para levantar el murmullo del Bernabéu. Una galopada de las suyas en la que desbordó a Fernando Navarro le dio dos opciones: tirar a portería, con Sergio Rico encima y un defensa molestando, o cedérsela a Benzema, listo para empujar el cuero.

Optó por la primera opción y la pelota no acabó en la red del Sevilla. La afición blanca no silbó a su jugador, su trabajo hasta ese momento había sido generoso, pero sí dio sensación de esa inquietud típica de un estadio con poca paciencia como el Bernabéu.

El debate seguirá, pero se irá apagando. Conforme aparezca Cristiano a partir del sábado en el estadio Vicente Calderón, el portugués volverá a recibir toda la atención mediática. Sus últimos dos meses y, sobre todo desde que ganó el Balón de Oro, han sido para olvidar. Su cima negativa la alcanzó tras ser expulsado en Córdoba por agresión.

Bale, mientras, ha demostrado, pese a intentar esconderlo o apaciguarlo, que tiene un gen un poco acaparador. Es el gen del ganador, pero también el del tercer pecado capital que sufrió hoy Benzema: la gula. EFE

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