“Los que nunca perdemos”…

Después de perder los tres partidos que jugó en el mundial de Brasil, la selección nacional de Honduras ha recibido críticas múltiples por parte de varios sectores, desde periodistas y aficionados, hasta entrenadores, exfutbolistas y futbolistas.
No me gustó la forma en que jugó la bicolor, eso quiero dejarlo claro, y tampoco estuve de acuerdo con algunos llamados de Luis Fernando Suárez, un entrenador que siempre fue “cara de tubo” con la prensa en Honduras y “pela dientes” con periodistas del extranjero.
Suárez tiene el mérito de haber hecho un gran papel con Honduras en los Juegos Olímpicos, donde incluso eliminó a España con un gol anotado por Jerry Bengtson, el mismo del que muchos se burlan porque no fue certero en el partido contra Suiza, y el mismo que anotó uno de los dos goles con los que Honduras logró vencer por primera vez a México en el estadio Azteca. Ese “aztecazo”, es otro mérito de Luis Fernando Suárez.
Resulta que ahora muchos “vaticinaron” el fracaso de la selección nacional en el mundial, y comienzan a repetir lo de siempre: “hay que trabajar con las bases”, “el problema es la lucha de intereses”, “es lo que tenemos”.
Cuando Honduras “brilló” en Londres con figuras de la capacidad de Mario Martínez, Roger Espinoza y José Mendoza, a muchos no les importó la hora para irlos a recibir al aeropuerto, y tampoco les importó la hora para recibir a la selección nacional tras haber clasificado al mundial.
Reitero: no me gustó el estilo de juego de la selección nacional, reprocho y reprocharé siempre los planteamientos “cobardes”, no estaré de acuerdo con un técnico que diga que no se puede jugar “de tú a tú” contra determinado rival, que “si nos abrimos nos golean”. Prefiero ser goleado jugando bien, que “con el bus en la portería”.
Sin embargo, tampoco me voy a “mofar” diciendo que lo había escrito, que está grabado, o que lo había “anticipado”; esa vanidad no beneficia en nada al fútbol hondureño.