Dos monstruos andan sueltos

Atención arqueros, aunque sean campeones mundiales, cuidado defensas por más firmes y fuertes que se parezcan, ojo a los sistemas tácticos férreos, se prendieron las alarmas en la copa, andan dos monstruos sueltos.
Rompen redes, hacen goles inverosímiles, amagan por un lado y salen por otro. A veces le pegan fuerte a la pelota, otras la acarician. Son demoledores, no perdonan si tienen una oportunidad, sino la tienen la crean. No andan con vueltas, pican a las espaldas de los centrales y resuelven con una tranquilidad impresionante, parece que tuvieran nervios de acero. Se les mencionaba antes del comienzo, pero nadie había hecho mucho caso. Había otros nombres en el tintero, estaba Messi y Cristiano, estaba Neymar, hasta que aparecieron ellos y todo el mundo abrió los ojos.
Hay que seguirlos viendo porque seguramente nos van a llenar los ojos de goles, de piruetas, de genialidades. Van a hacernos ver que el fútbol no ha muerto, que está más vivo que nunca, que siempre aparecerán genios que nos harán seguir amándolo. Goles para no olvidar jamás, para irse del estadio contento, para saber que ya se desquitó la entrada, aunque no haya nada más, aunque no haya otros que los igualen. Ya está, con eso basta, ahora me voy a rememorar la belleza del fútbol, voy a verlos en mi retina permanentemente, quedarán para siempre en mi recuerdo, qué goles Dios mío.
Seguramente estos monstruos seguirán haciendo de las suyas, perforando redes, abrazándose en el festejo, viviendo como nadie cada partido, porque llevan el fútbol en la sangre.
Si los ve por ahí, présteles atención, lo van a llenar de alegría, de emoción, de sorpresa. Le van a hacer volver a creer en el fútbol de ataque, en la improvisación, en la magia, le van a demostrar que este deporte es verdaderamente bello.
Andan con la camiseta de Holanda, uno se llama Roben y el otro Van Persie.