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Fútbol Nacional

“El seco” del colegio san miguel – (I de III partes)

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(Homenaje a don Pedro Atala Simón)

Clásico de los buenos. Don Pedro platica amenamente con “Tonín” Mendoza, el gran capitán del Olimpia. Son acompañados por Nelson Benavides, capitán del Motagua; y doña Rosario de Ferrari, de Rafael.

Clásico de los buenos. Don Pedro platica amenamente con “Tonín” Mendoza, el gran capitán del Olimpia. Son acompañados por Nelson Benavides, capitán del Motagua; y doña Rosario de Ferrari, de Rafael.

Fue hace 68 años, en el mismo lugar frente al estadio Nacional en el que miles de capitalinos compran verduras, carnes y frutas los fines de semana, que Motagua ganó la Copa King Bee.

Hay una foto en blanco y negro de los triunfadores. El primero, de izquierda a derecha, de pie, es un muchacho de piernas largas y contextura delgada que tiene las calcetas abajo y un brazo alrededor de Naki Velásquez. Ese jovencito, que en ese entonces tenía 19 años, era Pedro Atala Simón.

La Copa King Bee, donada por la industria tabaquera, fue disputada por España, Motagua, Federal, Distrito Central, Nueva Era y Argentina.

Como casi todo vecino de Comayagüela, Pedro Atala Simón se hizo seguidor del azul profundo desde niño, sin imaginarse que llegaría a formar parte de un plantel en el que estaban, entre otras estrellas, Zacarías Arzú, Joyo Chele Barahona, Majoncho Sosa, Alonso Laitano, Lela Hilsaca y Coyote Castro.

“Zacarías Arzú era uno de mis ídolos, así como Joyo Chele Barahona, un futbolista que se adelantó a la época. Realmente no fui la gran cosa como jugador, pero siempre que el equipo iba ganando me metían y así pude hacer uno que otro gol”, recordaba con la franqueza que le caracterizaba.

Y también recordaba que, por su delgadez, en aquellas tardes de fútbol le pusieron un apodo que no llegó a ser muy conocido y desapareció con el paso del tiempo. “Mis compañeros me decían ‘El Seco’, reveló en una entrevista que le dio en febrero de 1983 al periodista Tomás Vindel.

Conrado Napki, quien fue dirigente de la liga de fútbol de ese entonces, contaba que “conocí a Pedro y Wady Atala en el barrio Los Dolores, cuando jugaban con Silverio Henríquez y los hijos de don Jacobo Simón. Estos muchachos eran Motagua desde niños. Es posible que la influencia les venga desde el instituto San Miguel, donde estudiaron”.

No jugó mucho tiempo en Motagua, pues un encontronazo con Chon Carvajal en un partido ante el Distrito Central, lo marginó para siempre de las canchas. Sin embargo, pasó a ser socio contribuyente y su estrella llegaría a brillar en el firmamento de aquellas leyendas azules que fueron sus ídolos. Pero no como futbolista, sino como el mejor dirigente que Motagua ha tenido en su historia…

LOS RECUERDOS DEL CHAMACO

Don Pedro entre grandes leyendas motagüenses.

Don Pedro entre grandes leyendas motagüenses.


Si no es por don Pedro Atala Simón, el fútbol hondureño jamás hubiera disfrutado de la magia de la pierna zurda del gran Rubén Chamaco Guifarro.

“Un domingo, en clásico por el Torneo de Copa, le metí un gol al Olimpia, e hice el pase del segundo. Iba a ser mi último partido, ya que en unos días me iba a la Escuela Nacional de Agricultura en Catacamas. Yo tenía 20 años”, recuerda este volantazo que jugó de 1967 a 1977 con la azul profundo.

Don Pedro, al enterarse de la decisión del Chamaco, lo llamó y lo convenció para que continuara jugando fútbol. “Quedate con Motagua, no te vayás –le dijo el presidente del ciclón al jugador. Tienes un gran futuro y serás uno de los grandes de nuestra historia”.

Aquellas palabras fueron suficientes para convencer al Chamaco, quien, tal y como lo había profetizado don Pedro, llegaría a convertirse en uno de los mejores jugadores de Honduras.

“A lo mejor hoy sería ingeniero agrónomo –se ríe el Chamaco–. Y gracias a aquella conversación jugué en Motagua de 1967 a 1977 y gané tres títulos de Liga Nacional”.

GRAN CARIÑO
Entre don Pedro y el Chamaco creció un lazo de cariño fuerte, al punto que el presidente se aparecía en los entrenamientos del Motagua para invitar a su estrella a irse de cacería a Comayagua.

El Chamaco recuerda: “En unas de esas tantas idas a cazar conejos a Comayagua, el carro se quedó pegado en una quebrada y no lo pudimos sacar. Tuvimos que dormir en el carro y nos despertamos a las cinco de la madrugada, y como el agua ya había bajado, pudimos salir y llegamos a la orilla de la carretera”.

En el camino, don Pedro le dijo al Chamaco: “Ese Carlos me va a regañar… Mirá que te podés enfermar”. Se refería a Carlos Padilla Velásquez, el gran entrenador que ganó el título de 1973.

Fotografía de Pedro Atala Simón en su época de jugador (está a la par del que carga la bandera).

Fotografía de Pedro Atala Simón en su época de jugador (está a la par del que carga la bandera).

Cuando llegaron a la orilla de la carretera, don Pedro le hizo señal de parada a un empleado suyo que se conducía hacia Tegucigalpa en un camión de Camosa, el exitoso negocio de venta de tractores que él fundó.

“El conductor no lo reconoció, porque don Pedro estaba cubierto de lodo y el camión siguió su camino y don Pedro dijo: este hijo de la gran… no se paró”, relata el Chamaco con una carcajada.

El conductor vio por el retrovisor al hombre que le hacía señales de alto y se detuvo, pues había reconocido que no era otro que el dueño de la empresa para la que trabajaba.

“El camión iba cargado de cosas y nos fuimos en la paila…Así era don Pedro: un hombre campechano que nunca se sintió más que nadie”, señala el Chamaco.

“Pero lo que más recuerdo es que don Pedro Atala fue un ser humano extraordinario, fuera de serie…De esas personas que dejan legado y huellas en su paso por la vida”, dice Rubén Guifarro.

FRASES
“Don Pedro fue una de las primeras personas que me aconsejó cuando llegué a Motagua. Yo tenía 17 años y él me llamaba a su oficina y me hablaba como un padre a un hijo, con cariño. Otras veces llegaba a verme a los entrenamientos. Me insistía que no me llevara con malas compañías, que me alejara de los vicios y que me cuidara, porque eso me iba a permitir llegar lejos. Para mí fue una dicha y un honor haberlo conocido”. César Nene Obando / Mago del Motagua.

“Siempre que íbamos a la costa norte a jugar, de regreso a la capital nos parábamos para comprarle verduras y frutas. A veces, tal vez por la hora, o porque se nos olvidaba, no le llevábamos nada y él nos decía: ‘pucha, ¿por qué no me trajeron mis tomates y la yuca’. Una de las cualidades que más destacó en don Pedro es que era un hombre de una sola palabra; no se andaba con dobleces, sin mentiras”. Ramón “Primitivo” Maradiaga / Leyenda del ciclón.

“En cierta ocasión íbamos con unos amigos hacia El Hatillo y el carro se pinchó justo frente a la casa de don Pedro. Él se enteró y salió a la calle y nos invitó a pasar a su casa. ‘Hombre, pasá adelante’, me dijo. Así era don Pedro Atala…Una persona servicial, bondadosa, amable, especial. Nunca hubo en él una muestra de sectarismo, ni siquiera con aquellos que jugábamos en el Olimpia”. “Tonín” Mendoza / Excapitán del Olimpia.

PERFILITO
El color favorito de don Pedro era azul profundo. Comenzó a trabajar desde muy joven en un puesto del mercado Colón. Dos de sus hijos, Eddy y Pedro, llegaron a ser campeones como presidente del Motagua.

Por Óscar Flores López
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