Estado de la cancha, el único “pelo en la sopa”

LA CEIBA.- Tras la inauguración de la triangular ceibeña, clasificatoria al premundial de Guatemala 2011, las selecciones participantes y los supervisores de la Uncaf están muy satisfechos por la organización, siendo sólo el mal estado de la cancha del estadio Ceibeño, el único pero.

Mario Monterrosa

Los tres cuerpos técnicos coincidieron que el engramado del coloso ceibeño se encuentra en pésimas condiciones, lo que impide jugar bien al fútbol, sobre todo perjudicando al equipo catracho que cuenta con jugadores muy técnicos.

“Nos ha sorprendido la organización, la ciudad, sin duda alguna Honduras tiene en La Ceiba una grandiosa sede, que en el futuro podría utilizarla para juegos oficiales de la Selección Mayor”, reconoció el guatemalteco Mario Monterrosa, secretario general de la Uncaf.

“La única queja que hemos recibido por parte de los participantes es la inconformidad con el estado del terreno de juego, pero nosotros entendemos que recién concluyó el campeonato hondureño y el estadio tuvo mucha actividad. No obstante, se han realizado algunos trabajos con el césped, para que este no sea un problema”, concluyó.

Por su parte, Alfredo Hawit, secretario de la Fenafuth y vicepresidente de la Concacaf, aseguró que todo marcha como se había planificado y esperan contar con el apoyo del público este próximo viernes.

“Estamos demostrando nuevamente que los hondureños sabemos montar espectáculos de carácter internacional, y también dejando en evidencia que La Ceiba es una excelente sede para la Selección Nacional”.

“Tanto a los salvadoreños como beliceños se les ha atendido muy bien, la Uncaf  y la Federación corren con los gastos de estos equipos, incluyendo por supuesto al conjunto hondureño, que como país anfitrión no tiene ningún inconveniente”.

“Lo único que se puede lamentar, pero ya es algo que está fuera de nuestras manos, es la actual condición del terreno de juego, no es que tampoco está desastroso, pero tampoco se encuentra en óptimas condiciones”, señaló Hawit.