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Kwiatkowski, del aburrimiento a la conquista del arcoiris

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El polaco Michal Kwiatkowski (1990, Chelmza), nuevo líder de la Vuelta, empieza a soñar a lo grande en las citas por etapas y en la Vuelta se ha envuelto en un maillot rojo que piensa defender y demostrar así a su equipo, el Sky, que no solo puede confiar en Chris Froome y Geraint Thomas para las tres grandes carreras por etapas.

«Kwiato», quien se hizo ciclista para no aburrirse en su pueblo, ya dejó claro desde juveniles su madera de campeón. Fue campeón de Europa de la categoría en ruta y contrarreloj. Sus primeros recuerdos los tiene grabados a fuego.

«Vivía en un pueblo muy pequeño (Dzilyn) y no tenía muchas cosas para divertirse. Había un entrenador que le preguntó a mi hermano si quería ser ciclista. Dos años después, yo tenía diez y empecé también en la bicicleta, siguiendo los pasos de mi hermano mayor».

Tampoco olvida Kwiatkowski su primer equipo profesional, el Caja Rural, año 2010.

«Los años en España fueron maravillosos. Llegué con mi hermano Radoslaw, vivimos en Alsasua y tuvimos el apoyo de mucha gente».

Aquel paso por el conjunto navarro fue clave para su futuro, pues pudo disputar pruebas como la Vuelta a Murcia. La buena impresión ofrecida en la carretera despertó el interés del Radioshack de Armstrong y Bruyneel; maduró en el Quick Step de Boonen y Lefevere y en un hotel de Alicante se comprometió con el Sky de Froome y Brailsford.

Su apellido en polaco significa «El poder de la flor», lo que simboliza sus cualidades, ya que es solvente en montaña, esprinta, rueda como el mejor, es un gran contrarrelojista y en los adoquines se defiende a gran nivel.

Esa polivalencia ha sido utilizada por sus directores para colocar a esprinters, mover el pelotón en clásicas, proteger a líderes en los grandes puertos,….. pero nunca ha tenido un equipo a su servicio para luchar por el maillot de una grande. Y ese es su anhelo.

«Quiero luchar por la victoria en Giro, Tour o Vuelta y tener la oportunidad de hacerlo como líder de un gran equipo», dijo cuando corría en la escuadra de Lefevere, quien no confiaba mucho en su discípulo para una carrera de tres semanas.

En el Sky le convencieron para fichar por la escuadra de Froome. Su responsable, Dave Brailsford, lo dijo claro desde el principio «Ya ha demostrado su capacidad en pruebas de un día ganando Amstel Gold Race, Milan San Remo o Strade Bianche, ahora pensamos que puede progresar en vueltas por etapas y queremos explorar ese camino junto a él».

El deseo de Kwiato era evolucionar como especialista en grandes vueltas y mejorar como escalador. Ese seria el camino para lograr su gran objetivo.

En 2014 tocó el cielo con las manos con el título mundial en Ponferrada, ganó la Strade Bianche y la Vuelta al Algarve, un año después la Amstel Gold Race y ya en 2016 con la camiseta del Sky debutó con el Harelbeke. En 2017 se apuntó de nuevo la Strade Bianche, la Milán San Remo y la Clásica de San Sebastián.

Que es un excelente clasicómano ya estaba claro, pero en 2018 ha demostrado que sabe ganar vueltas de una semana. Se apuntó la Vuelta al Algarve, la Tirreno Adriático y la Vuelta a Polonia.

Ahora quiere más. La Vuelta es la primera piedra de toque. Sin Froome, sin Geraint Thomas, los galones quedan pendientes de un líder fiable. Puede ser su año. Los sueños empezaron en España y en la Vuelta se pueden concretar. El «Tigre del Báltico» saca las uñas. EFE

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