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Arabia Saudí y Egipto se juegan el honor árabe

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Las selecciones de Arabia Saudí y Egipto se enfrentan en el último partido del Grupo A sin opciones de clasificación y con la continuidad futura de sus técnicos en el aire después de un Mundial decepcionante.
«Los faraones» desembarcaron en Rusia con la ilusión infinita de volver al escaparate del fútbol tras 28 años de ausencia y con la esperanza puesta en una selección sólida, con jóvenes valores que comienzan a despuntar en Europa, y una de las estrellas mundiales en sus filas.
El delantero del Liverpool Mohamed Salah comanda un equipo en el que se mezclan jugadores emergentes como Ramadan Sobhi (Stoke City) o Mohamad El Neny (Arsenal) con otros de amplia experiencia como el cancerbero Essam el Hadary, el abuelo del Mundial.
Sin embargo, ninguno ha brillado como se esperaba. Disminuido en el plano físico a causa de la lesión de hombro sufrida en la final de la Liga de Campeones, Salah vio el choque frente a Uruguay en el banquillo y poco aportó en el encuentro ante Rusia.
Aunque tuvo algunas ocasiones a lo largo de la contienda, se le percibió carente de continuidad, en parte por su estado físico y en parte por el naufragio de «los faraones» en el centro del campo, donde nunca han tenido faro en este mundial.
Un defecto que ya se detectó en el primer partido, donde solo el buen tono defensivo y las dificultades de Uruguay en ataque casi les regalan un punto. El gol anotado en el último minuto del partido por el defensa del Atlético Madrid José María Giménez fue un mazazo, pero también un castigo a un planteamiento rácano.
Los números de Egipto -dos derrotas, cuatro goles en contra, uno a favor- y su despliegue en el campo han puesto en el disparadero a Héctor Cúper, el «hombre milagro» que devolvió a Egipto la miel mundialista perdida en 1990.
En declaraciones previas al partido en Volgogrado, el argentino aseguró que no dará «ningún paso adelante para renovar mi contrato si el 90 por ciento de los seguidores y directivos egipcios están en desacuerdo con mis métodos».
«No quiero ahora hablar de renovaciones de contrato, punto. Incluso si hubiéramos logrado todos los objetivos que quería, ahora es diferente para mí», subrayó Cuper, antes de subrayar que no se puede hablar de «frustración» en un Mundial.
«Los resultados fueron los que ambicionábamos, pero debo darles las gracias a los jugadores. Muchos de ellos no habían llegado a este nivel, era la primera vez en sus vidas que estaban en un torneo de estas dimensiones y también para mí como entrenador», se excusó Cuper.
En este ambiente, y con el objetivo de apuntarse el honor de lograr la primera victoria árabe en este mundial, la principal novedad podría ser el debut mundialista de El Hedary, quien batiría el récord de longevidad.
De saltar a la cancha, el cancerbero egipcio superaría con 45 años, cuatro meses y nueve días a su colega de posición, el colombiano Farid Mondragón, hasta la fecha todavía el hombre con más edad que ha disputado un partido del Mundial.
En el otro lado del campo, Pizzi también afronta el encuentro envuelto en duras críticas y con la necesidad de una victoria que aúnque la lograra no le garantizará continuar al frente de los «halcones verdes».
La selección saudí se ha mostrado excesivamente inocente, falta de la experiencia y el colmillo necesario para afrontar un torneo en el que supuestamente se dan cita las estrellas y los 32 mejores equipos el planeta.
Los árabes ganaron con facilidad su grupo de clasificación asiático bajo la dirección del holandés Bert van Marwijk, al que la federación decidió despedir, sin embargo, a nueve meses del inicio de este Mundial.
Su sustituto fue el argentino Edgardo Bauza, técnico entonces de Emiratos Árabes Unidos, que apenas duró dos meses y cinco partidos amistosos en el banquillo, en los que cosechó dos victorias y tres derrotas.
Pizzi llegó de urgencia en noviembre del pasado año, y apenas ha dejado su impronta en un grupo que ha visto desfilar tres entrenadores en el último año y que ha perdido por el camino parte de su identidad.
Al igual que Egipto, Túnez y Marruecos, los otros tres equipos árabes en el Mundial -todos ellos igualmente eliminados en la segunda jornada- Arabia Saudí y sus jugadores cambiaron su rutina diario y entrenamientos para adaptarlos al mes del ayuno sagrado o Ramadán, que coincidió con mayo.
Aunque la mayoría de los técnicos musulmanes opina que variar durante 28 días los hábitos de alimentación, hidratación y sueño -y trasladar los entrenamientos a las horas nocturnas- no afecta al rendimiento, entrenadores, médicos y dietistas de otras religiones creen que el ayuno diurno sí tiene impacto en la elite.
Lo cierto es que en la primera jornada, que coincidió con la fiesta del fin del Ramadán, Arabia Saudí encajó dos de los cinco goles en el tiempo de descuento, cuando las fuerzas de los futbolistas comienzan a fallar.
Y tanto Egipto como Marruecos y Túnez perdieron igualmente en la primera jornada con los 90 minutos ya cumplidos tras partidos de gran exigencia física frente a Uruguay, Irán e Inglaterra, respectivamente.
En estas condiciones, la alineación que presente mañana Pizzi es un misterio. Podría volver a cambiar al portero, después de que Mohamad Alowais, titular ante Uruguay, fallara de forma estrepitosa en la jugada que concluyó con el único gol de la contienda, anotado por Luis Suárez.
Alineaciones probables:
Arabia Saudí: Yasser al Mosailem; Yasser Alshahrani, Osama Hawsawi, Ali Albulayhi, Mohammed Alburayk; Taiseer Aljassam, Abdullah Otayf, Salman Alfaraj; Hatan Bahbri, Salem Aldawsari y Fahad Almuwallad.
Egipto: El Hedary; Fathy, Gabr, Hegazy, Abdelshafy; Elneny, Hamed; Salah, Elsaid, Trezeguet; y Marwan.
Árbitro: Wilmar Roldán (Colombia).
Estadio: Volgogrado Arena.
Hora: 8:00 am.
EFE

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