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Boxeo

El último adiós del mosca mexicano Elías Emigdio

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Cuatro años después de perder el vuelo a los Juegos Olímpicos de Londres, el mosca mexicano Elías Emigdio vivirá en Río 2016 su último adiós como boxeador de equipo nacional, lo cual le permitirá competir con la alegría de las despedidas.

«Los sueños existen y estoy cumpliendo el mío, quiero ganar una medalla olímpica y quedar como un ejemplo», aseguró en entrevista a Efe el estudiante de derecho de 24 años.

Emigdio pudo hacer su debut olímpico hace cuatro años cuando comenzó a ganar peleas en el Mundial de Bakú. Necesitaba entrar entre los ocho mejores de su división para firmar el pase a Londres 2012 pero en octavos de final perdió con el inglés Khalid Yafai y su ilusión terminó convertida en hilachas.

«Estuve a nada de tomar el avión a Londres, me quedó la espina y aunque tuve propuestas para hacerme profesional, decidí quedarme en el equipo confiado en ser protagonista en Río de Janeiro», explica.

Con 1.65 metros, el mexicano es uno de los pesos mosca de más alcance en el pugilismo olímpico, sin embargo prefiere marcar diferencia en la media y la corta distancias porque fue con un boxeo de intercambios, basado en la velocidad de manos y piernas, con el que venció a algunos de los mejores del mundo en la Serie Mundial.

«Llegaré a Río como un retador y subiré al ring sin sentirme menos porque en los últimos años vine de abajo y le ha ganado a varios medallistas olímpicos y mundiales», dice.

En el boxeo de Río de Janeiro, que arrancará el próximo 6 de agosto, el mexicano tendrá rivales de la calidad del campeón mundial uzbeko Elvin Mamishzada, el subcampeón mundial cubano Yosbany Veitía, el medallista olímpico ruso Misha Aloian (Rusia), monarca mundial del 2013 y el subcampeón de Juegos Panamericanos, Antonio Vargas (USA), pero no se asusta.

«En realidad la calidad estará pareja y asumiré todas las peleas como si fueran una final; si quiero llegar a lo más alto debo derrotar a todos y no mirar el sorteo».

Emigdio, originario del pueblo de Zitlala, en el estado de Guerrero, dice sentirse mexicano dos veces, por su origen indígena y por ser miembro del Ejército de su país y cree que las medallas se ganan en el gimnasio por lo cual ha apostado a prepararse bien.

Fue uno de los perjudicados con la decisión de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deportes de cortar los recursos a los boxeadores, por pleitos con el jerarca de la Federación Nacional, y como consecuencia no pelea desde diciembre, sin embargo siente sus reflejos intactos y ha podido dedicarle tiempo al aspecto físico.

En las últimas semanas el púgil se aisló con su equipo en la montaña «La Malinche», en el estado de Tlaxcala, donde, además de hacer sparrings a unos 4.000 metros de altitud sobre el mar, está alejado de distracciones, se alimenta bien y cuida los descansos.

«Voy paso por paso, ahora solo me visualizo como ganador del primer combate. No puedo asegurar que ganaré una medalla en Río, pero sí que dejaré lo mejor de mi en el ring y con eso puedo lograr el sueño», observa.

Elías Emigdio posee una buena pegada, sin embargo en Río de Janeiro apostará a un boxeo total y a sacar jugo de la emoción que ocasiona decir adiós.

«El de Río será el último; después de los Juegos me involucraré en el boxeo rentado y si bien me veo como campeón mundial dentro de cuatro años, será como profesional», confiesa.EFE

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