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Nelson Rutilio Cálix: Ser árbitro es una escuela, sinónimo de honradez

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Nelson Rutilio Cálix fue un árbitro élite en el fútbol hondureño, pero al concluir su faena, tanto a nivel nacional como internacional, decidió buscar nuevos horizontes y hoy honradamente tiene su negocio propio en Houston, Texas, desde hace quince años, donde vive feliz con su familia, pero añora a sus amigos, exárbitros, dirigentes y muchos periodistas que fueron claves para tener un hoja de vida limpia dentro del arbitraje nacional e internacional. Hoy, en Más de La Tribuna, cuenta en exclusiva sus vivencias en un mundo tan complicado como el arbitraje, aunque él mantiene su pasión a pesar de la lejanía y el retiro.
¿A qué se dedica actualmente?
Vivo en Houston, Texas, desde el 3 de marzo de 2001. Me dedico a mi pequeño negocio de buy and sale used aplliances and recycling, compra y venta de refrigeradoras y estufas.
¿Por qué se fue de Honduras?
Me vine de Honduras con la idea de formar un colegio de árbitros a sugerencia de un amigo, con el mismo esquema de mi país, pero aquí es un poco complejo por falta de interés. Me retiré en paz del arbitraje a los 44 años de edad, no tenía opción a otra inscripción en FIFA por la edad.

En pleno trabajo, antes juez del fútbol, hoy emprendedor, atiende su negocio personal en Houston, Texas.

En pleno trabajo, antes juez del fútbol, hoy emprendedor, atiende su negocio personal en Houston, Texas.


¿Cómo llegó al arbitraje?
Por invitación de un árbitro chileno que estaba trabajando en Tegucigalpa, don Juan Leyton Zerón, me conoció jugando en las canchas de Los Ángeles y me convenció, ya que nos darían un carnet para entrar al estadio.
¿A qué colegió de árbitros se integró?
Llegué en la temporada 78-79 al colegio Gustavo Adolfo Alvarado, nos reuníamos cerca de la cafetería gol. En ese momento del colegio solo a Mauro Romero le daban algún juego en la Liga, mientras del colegio Francisco Morazán estaban los mejores: Jorge Irías, “Chespirito” Ramos, Félix Gómez Barahona, Rodolfo Martínez, Cecilio Midence Torres, Manuel Andino Pinel, Leoncio Oseguera, Santiago Figueroa, Cristóbal Silva, Rolando Paz Escoto y Carlos Roberto Ortiz Pérez. Luego se creó la Fenafuth y eso me abrió las puertas.
¿En su tiempo existieron argollas arbitrales?
Había una gama de excelentes árbitros como los antes mencionados del colegio Francisco Morazán y de ellos empecé a aprender muchísimo. Estaban también Julio Estanislao López, Gonzalo Tejada, Mario Martínez, Porfirio Guerra, había mucha competencia, para poder escalar posiciones, tuve que esperar muchos años preparándome.
Rutilio Cálix fue un árbitro estricto y apegado al reglamento de fútbol.

Rutilio Cálix fue un árbitro estricto y apegado al reglamento de fútbol.


¿Y antes de ser árbitro jugó fútbol?
Jugué en Liga Infantil Felipe Barahona, con el equipo Lido y Odil. Luego el Barcelona de la juvenil y en burocrática en la colonia Los Ángeles.
¿Sus mejores recuerdos en el arbitraje?
Son muchos, pero soñaba con arbitrar en el estadio Azteca de México y lo logré en el partido México vrs. Panamá, en el 2000. Al final del juego elevé mis brazos al cielo dándole gracias a Dios porque había decidido sin decirlo a nadie que este sería mi último partido internacional.
¿Cuántas temporadas dirigió en Liga Nacional?
No llevé control de cuantos juegos dirigí en Liga Nacional, pero desde 1990 al 2001 no paré de arbitrar. Mi último juego fue la final de ida Platense vrs. Olimpia, en Puerto Cortés, en 2001. Mi retiro se hizo sin hacer tanta bulla, Dios me dio más de lo que yo merecía. Mi primer juego como árbitro fue en 1984, Marathón-Universidad en el estadio Nacional.
¿Y su debut internacional cuando fue?
Debuté de asistente 2, al lado de sol, en el juego de la selección de Honduras contra el Colonia de Alemania en 1985, el árbitro fue Cecilio Midence y Félix Gómez asistente 1. Fue polémico el arbitraje por la expulsión de Pierre Littsbarski a los dos minutos.
Uno de los grandes recuerdos, un partido internacional de la selección ante Gremio de Brasil en 1992, aparece Gilberto Yearwood, su hermano Landelino Alvarenga y los periodistas Dénovan Galicia y Eduardo Flores.

Uno de los grandes recuerdos, un partido internacional de la selección ante Gremio de Brasil en 1992, aparece Gilberto Yearwood, su hermano Landelino Alvarenga y los periodistas Dénovan Galicia y Eduardo Flores.


¿Para usted quién es el mejor árbitro hondureño de la historia?
No puedo decir quién es el mejor, la historia se sigue escribiendo, espero poder ver a un árbitro central dirigiendo una Copa del Mundo.
¿Qué jugadores problemáticos recuerda?
Los integrantes de los dos principales equipos de la capital, porque se creían mucho o los presionaban mucho sus dirigentes, pero me creía más yo, ya que siempre salí ganando.
¿Su peor partido?
En Liga fue un Platense-Motagua en Puerto Cortés, no sé si entró o no el balón, fue una semifinal. A nivel internacional fue en Canadá en el preolímpico Atlanta 1996, México-El Salvador, andaba en ese torneo con un problema familiar irreparable, nunca pude concentrarme bien en esos partidos.
¿Qué otros recuerdos tienen en el campo internacional?
Mi mejor arbitraje fue en San José, Costa Rica, eliminatoria a Francia 98, en un partido entre ticos y salvadoreños, porque el juego era considerado de alto riesgo por la FIFA. Lo dirigí minuto a minuto con alto grado de concentración, dadas las circunstancias. Fui criticado, pero lo dirigí con el reglamento en la mano. Fui internacional desde 1990 como asistente, un año después debuté en Querétaro, México, el central fue Carlos Handal, mientras Argelio Sabillón y yo fuimos los asistentes.
En la gráfica del recuerdo con dos grandes colegas y amigos, Julio Estanislao López y Amílcar Burgos.

En la gráfica del recuerdo con dos grandes colegas y amigos, Julio Estanislao López y Amílcar Burgos.


¿Sus mejores recuerdos?
Son mis tres eliminatorias mundialistas como árbitro central, USA 94, Francia 98 y Corea y Japón 2002. Por supuesto también ganar amistades con diferentes personalidades.
¿Algunas anécdotas que tuvo en el arbitraje?
Dirigir un partido de 90 minutos en tres canchas diferentes, Vida Santa contra el Zamorano. Lo empecé en el estadio Nacional, lo seguí en la Escuela Militar y lo terminé en la cancha de El Zamorano. Otro recuerdo fue en Choluteca, solo se jugaron los primeros15 minutos, un gol de Álvaro Izquierdo, el portero y los defensas iban a hacer la barrera y les metió el gol en fracción de segundos. Lo terminamos jugando en el estadio Francisco Morazán a puertas cerradas.
¿Quiénes fueron sus mejores instructores arbitrales?
Don Abilio de Almeida de Brasil, don Javier Arriaga Muñiz, Mario Rubio, Arturo Yamasaki y Edgardo Codesal, exigentes y alto grado de disciplina, conocimiento total.
¿Alguna vez le quisieron sobornar?
Los dirigentes son hocicones, pero la verdad que yo sepa nadie se atrevió a hacer una propuesta deshonesta.
¿Quién llegó primero al arbitraje?, ¿usted o Landelino?
A Landelino yo me lo llevé al arbitraje, lastimosamente llego un poco tarde por su edad.
Grandes recuerdos de Rutilio Cálix: fue asistente en el controvertido partido donde Cecilio Midence expulsó al alemán Pierre Littbarski a los dos minutos.

Grandes recuerdos de Rutilio Cálix: fue asistente en el controvertido partido donde Cecilio Midence expulsó al alemán Pierre Littbarski a los dos minutos.


¿El arbitraje es un oficio común en su familia?
Cuando jugábamos antes de ser árbitros ya éramos amigos con Emiliano Ramírez, Pedro Ramírez junto a mis hermanos Landelino Alvarenga, Roger Cálix, pero fueron los únicos, ya que los demás no quisieron entrarle al arbitraje. De mis hijos a ninguno les llamó la atención ser árbitro, unos prefieren seguir al Motagua y otros al Olimpia. Cuando me tocaba arbitrar el clásico me puyaban por los dos lados.
¿Qué significa para usted ser árbitro?
Ser árbitro es una escuela, sinónimo de honradez, principios morales, preparación física y mental, con sicología elemental.
¿Qué otra profesión aparte del arbitraje?
Hice la primaria en la escuela Marco Aurelio Soto de San Juancito. Estudié el plan básico en el instituto Hibueras de Comayagüela, siendo presidente de curso los tres años, allí estudiaba por la noche el Eduardo “Balín” Benneth. Me fascinaba el himno del Hibueras: con la fuerza de la juventud apoyemos el cuerpo y la mente. Luego ingresé a la Escuela Superior del Profesorado, saqué contaduría pública.
¿Recuerda mucho a la prensa deportiva?
Tengo muchos amigos, recuerdo a una gran dama, Evelyn Pineda, también a don Roberto G. Rivera. “Ra Ro Ri” (Ramón Rosa Rivera), Rafael Mairena, Carlos Ferrari, Óscar Cruz, Tomás Vindel, “Willy” Bermúdez, Saúl Tinoco, Jorge Cálix, Denovan Galicia, Salvador Nasralla, Jimmy Arturo Rodríguez, Delio Boquín, “Bebeto” Flores, don César Quezada, Renán Mejía, Heribaldo Laínez (me vendió un boleto sin regreso de Karices), Rusell Ramos, Eduardo Flores, entre otros.
LA FICHA
Nelson Rutilio Cálix Turcios
San Juancito, Francisco Morazán, 2 de agosto de 1957.
Mi padre: José Alfredo Cálix Alvarenga.
Mi madre: María Turcios, ella murió cuando tenía un año y medio de nacido.
Mis hijos: Jésica, Besy, Jeny, Nelson Jair, Nelson, Azahel y Margeory Issell, Jeydy y Jesenia Cálix.
Hermanos: Margarita, Lidia Alvarenga, José Alfredo, Landelino y Roger.

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