¿Deben prohibirse de una vez por todas las barras en Honduras?

Enumerar los incidentes violentos entre las barras de los equipos de Honduras implicaría escribir un artículo que tardaría días en escribirse, sobre todo ahora que se han vuelto cada mes más frecuentes.
Y para muestra un botón: lo más reciente sobre este flagelo es que, en menos de una semana (sábado y miércoles), vidas humanas fueron puestas en peligro nuevamente por las barrabravas de Olimpia y Marathón.
Para el juego del sábado en el “Yankel Rosenthal” de San Pedro Sula, la Policía Nacional se vio obligaba a reprimir a ambos grupos de jóvenes para evitar un enfrentamiento, lo que llevó incluso a que el juego se suspendiera durante algunos minutos.
Anoche, en el Nacional de Tegucigalpa, se registraron disparos que supuestamente provenían de la “Ultrafiel” en contra de la “Furia Verde”, sin que se registraran víctimas mortales.
La violencia entre barras es la principal causa para que los hondureños se hayan alejado de los estadios, agudizando aún más la profunda crisis económica que viven los clubes del fútbol nacional.
En síntesis y para no hacer larga la historia, basados en estos hechos y muchos otros más en el pasado reciente, ¿deberían prohibirse definitivamente las barras por parte de la Liga Nacional?
Desde hace dos años se viene discutiendo una ley antiviolencia en el Congreso Nacional, sin embargo la aprobación de la misma ha quedado en el olvido y los diputados solo la sacan a relucir cuando se produce una pelea entre barrabravas.