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“Pancho” Lazzari: De la pista al taller

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Francisco José Lazzari Morel es el especialista en motocicletas customizadas soñado por cualquier amante de estos increíbles aparatos… ¡Él nunca niega su ayuda a quien la necesite! Si en una reparación hace falta alguna pieza, “Pancho” siempre la conseguirá… con su mirada serena y dulzona, escucha con mucha atención los comentarios de sus clientes o amigos… ¡Al final todos terminan apreciando su amistad tanto como su pericia!

Pancho Lazzari ve a sus amigos-clientes como familiares.

Pancho Lazzari ve a sus amigos-clientes como familiares.


“Todo comenzó cuando tenía entre 13 y 14 años. Mi hermano mayor, ya fallecido, corría motocicletas en competencias aquí en Tegucigalpa… ¡Él era para mi como un ídolo! Era un buen mecánico industrial. De vez en cuando me daba su moto para que yo aprendiera. Eso fue como en 1966-1967”.
“En ese tiempo uno se emocionaba cuando miraba una motocicleta en la calle, sin importar la marca o el cilindraje. Solo había aparatos europeos como Zündapp, BMW, Triumph, BSA… esas eran las motocicletas que circulaban en esa época. Una motocicleta era considerada cara, en ese entonces, si costaba 1,600 lempiras; imagínese que un huevo costaba 2 centavos…”.
“Cuando entraron las motocicletas japonesas, entonces se empezaron a modificar más estos aparatos. Con cambiar los sprockets o catarinas, ya se consideraba una motocicleta modificada”.
“Comencé a correr en una Suzuki 50cc. Habían competencias con mucha frecuencia, en lugares específicos de Tegucigalpa: En los tres puentes, en La Isla, en el estadio Nacional, en la calle donde hoy está el Hospital Escuela, en el bulevar Morazán, en la colonia Kennedy. Había pocos automóviles y las calles eran de tierra y generalmente estrechas…”.
“En pocos años se empezaron a utilizar motocicletas con motores de 125 cc., las cuales eran mucho más sencillas de modificar o mejorar. Cada año aparecían aparatos con mayor cilindraje. A partir de ese tiempo me fui inclinando más hacia la mecánica de las motocicletas, y a principios de los 80´s, teniendo familia y nuevas responsabilidades, me lo pensé bien y me retiré de las carreras”.
“En el taller donde comencé mi oficio como mecánico de motocicletas, le dábamos asistencia y mantenimiento a cualquier aparato, principalmente motos pequeñas. Pero en tiempos de Policarpo Paz García, nos encargaron la atención de algunas motocicletas escolta de la Guardia de Honor Presidencial”.
En mi época era emocionante ver las motocicletas en las calles.

En mi época era emocionante ver las motocicletas en las calles.


“Fue así como empezamos a trabajar motocicletas grandes. Usaban en promedio, seis aparatos Honda CB 750, y cada gobierno sucesivo aumentaba el cilindraje, hasta alcanzar más de 1600 cc.”.
“Las motocicletas grandes son más potentes, estables y seguras, por su gran masa. Además tienen una mejor presencia. Han existido aparatos excelentes, en diferentes marcas, todas ellas con similares prestancias, las cuales hemos atendido con muchísimo gusto y pasión en nuestro taller. Ahora las motocicletas son muy complejas.
Se puede aumentar el número de revoluciones por minuto en el eje cigüeñal con un scanner. Ya no necesita carburarlas, de acuerdo a la altura sobre el nivel del mar, pues sus computadoras lo hacen automáticamente”.

“A MUCHOS LOS TRATO COMO AMIGOS Y FAMILIARES”

“He hecho muchas amistades, porque yo no engaño al cliente. Nunca genero falsas expectativas. Al final uno vive de los clientes. Nuestro taller estuvo ubicado en el bulevar Morazán, en el extremo nororiental, durante 15 años. Era uno de los más grandes, pues llegábamos a atender hasta 200 motocicletas. Llegó un momento, cuando la situación económica del país fue tan difícil, en los inicios de los 90´s, que debimos marchar hacia EE UU por algún tiempo. Pero luego regresamos… Actualmente tengo algunos proyectos con algunas motocicletas viejas las cuales deseo restaurar”.

He perdido muchos amigos en el transcurso de los años en accidentes de motos, la mayoría.

He perdido muchos amigos en el transcurso de los años en accidentes de motos, la mayoría.


“¡Todas las motocicletas son buenas! Necesitan un buen mantenimiento y atención, eso es todo… He perdido muchos amigos en el transcurso de los años. ¡Es rico sentir el poder de la motocicleta en todo el cuerpo cuando esta se acelera a una gran velocidad! ¡Pero uno debe pensárselo bien! Lo más importante en la buena conducción de la motocicleta es respetar a la máquina como tal.
Yo recomiendo comprar la que mejor les plazca, a quienes comienzan en el motociclismo. Pero eso sí, deben respetar las señales de tránsito y estar siempre pendientes en la calle…”.
“Continuaré dedicándome a la mecánica de las motocicletas hasta el último día de mi vida. Los clientes quizá me recuerden por mi buen comportamiento con ellos, a la mayoría les trato como amigos y familiares”. (TOMADO DE LA REVISTA ALTERNATIVO).

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