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De Todo Un Poco

VÍDEO: Se cumplieron 29 años del «Gol del Siglo de Maradona y la Mano de Dios»

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Víctor Hugo Morales, el periodista que decoró con su voz al mejor gol de la historia de los Mundiales, describe su momento único. El momento único de Maradona y el fútbol que ocurrió un 22 de junio hace 29 años en el Mundial de Méxio 86, cuando el Diego se convirtió en un «Barrilete cósmico» y dejó en el camino a cuanto inglés se le cruzó en su recorrido memorable e histórico.

La va a tocar para Diego, ahí la tiene Maradona, lo marcan dos, pisa la pelota Maradona… VER VÍDEO:

Maradona recibe la pelota desde atrás de la mitad de la cancha, muy lejos del arco. Y él ya lo sabe. Los auriculares los tiene tirados sobre uno de los cientos de pupitres del Estadio Azteca. No los usa, prefiere percibir mejor el ambiente, no sentirse encerrado en la burbuja de su propia voz. De reojo mira a los periodistas mexicanos que lo rodean. A ellos los quiere ver a los ojos cuando el 10 haga lo suyo. El sol parece iluminar sólo al pequeño hombre que desafía a todos los ingleses que se ponen alrededor. Todo el resto queda en sombras. Él relata. Y sabe, por intuición, por corazón, que la jugada va a terminar en gol.

Arranca por la derecha el genio del fútbol mundial, y deja el tendal y va a tocar para Burruchaga…

La mente le queda en blanco. El mundo parece haberse detenido. Víctor Hugo Morales sabe que está ante el momento más grande de su vida. Víctor Hugo Morales sabe que su explosión no tiene que ver con su estilo. Reconoce que a su relato le faltó descripción, que no tuvo la precisión que necesitaba. Pero se deja llevar. Y llora. Actúa, como todos los actores que cuentan un partido de fútbol. Y le sale un volcán de emociones que llega al corazón de todos. VER VÍDEO:

¡Siempre Maradona! ¡Genio! ¡Genio! ¡Genio! ta-ta-ta-ta-ta-ta… Goooooool… Gooooool…

Víctor Hugo gritó el gol a todos los que lo escuchaban por la radio. Pero él no pensaba en ellos. Él sólo quería que los periodistas mexicanos que estaban a sus costados lo miraran. Él quería que lo vieran. Sentía un afecto especial por esa Selección argentina. Quería que al equipo de Carlos Bilardo le fuera bien. Había dicho que la Albiceleste iba a llegar a las semifinales, y nada le resultaba más satisfactorio que tener razón. Con ese gol, él tenía razón. A los mexicanos no los aguantaba más. Desde el primer día del Mundial 86 habían vapuleado al conjunto que lideraba Maradona. Entonces, los miró a todos, los encaró. Como la caminata de Maradona después del gol, de regreso a su mitad del campo de juego para reanudar el partido. El puño en alto y la mirada fija. Desafiante.

¡Quiero llorar! ¡Dios Santo, viva el fútbol! ¡Golaaaaaaazooooooo! ¡Diegooooooool!

Encandila. Víctor Hugo Morales está sentado en una de las mesas del lobby del hotel Sheraton, de Santiago de Chile, y genera una especie de magnetismo. Tiene ojos celestes, extremadamente claros. Una mirada filosa, una voz que hipnotiza. Se expresa con naturalidad, pero las frases que lanza son demasiado perfectas como para no dudar. Cada palabra que desliza es una especie de engaño para el que lo escucha: al final, cuando termina de hablar, todo tiene sentido. ¿Es posible que eso le salga de manera tan natural? Parece que sí.

¡Maradona! Es para llorar, perdónenme … Maradona, en una corrida memorable, en la jugada de todos los tiempos…

«Estoy seguro que, como las reacciones violentas que a veces nombran los criminales, la mente me quedó en blanco. Yo tengo un blanco en el relato, eso es seguro», comenta Víctor Hugo Morales, probablemente el periodista más legendario de Sudamérica, al sitio oficial de la Copa América 2015. Está en Chile para cubrir el torneo. Tiene 67 años, pero todavía se lo percibe apasionado. «Cuando relato me siento igual que cuando tenía 20 años. Si el partido me gusta, estoy relatando mejor que nunca. En muchas cosas de la vida lo que te pasa de joven es porque te pasó, pero lo que te pasa de grande es porque estás grande. Entonces, eludo esa discusión con un relato que está mucho más concentrado que antes en el detalle de pegarle a todos los jugadores constantemente, de ir siempre adelante de la jugada, de no atrasarme. Tengo el amor propio del tipo que sabe que si declina se le atribuye a la edad».

Barrilete cósmico… ¿de qué planeta viniste?

Unos años atrás, vio el video del partido completo entre Argentina e Inglaterra con sus relatos encima. Le llamaron la atención varias cosas: «Si escuchas el relato de todo el partido, te vas a sorprender que pido disculpas, dos o tres veces, por cómo estaba relatando, porque yo me había dado cuenta que me había vuelto loco. Soy esquemático tirando a pacato. En ese comportamiento me di vergüenza». Y agrega: «En algún momento me dije que era una vergüenza ser yo tan severo con lo más grande que me había pasado. He viajado en un camino de prestigio y reconocimiento en América, Europa, en todo el mundo». El otro punto que lo cautivó fue la forma en la que para él jugó el equipo de Bilardo: «Imponía condiciones, como me gusta a mí».

¡Para dejar en el camino a tanto inglés! ¡Para que el país sea un puño apretado, gritando por Argentina!

Nunca habló con Maradona sobre el gol. Hasta el año pasado, cuando fueron los protagonistas del programa De Zurda, durante el Mundial 2014, jamás había estado con él mano a mano. Siempre habían sido saludos fugaces y señales de respeto profundo. Víctor Hugo lo confiesa. En realidad, él no quería conocer a Diego: «Tenía miedo de la decepción. Porque le tengo amor y una gratiud enorme. Cuando te acercas a una figura de la que tienes un concepto muy fuerte de cariño, uno corre el riesgo de encontrarlo en un mal día, puede ser desatento, soberbio, puede no hablar. Yo me resistía a hablar con el Polaco Goyeneche. Fui a verlo cincuenta sábados. Por supuesto que de los cincuenta, fueron los primeros cinco o seis los que no hablé con él».

Argentina 2 – Inglaterra 0… Diegol, Diegol, Diego Armando Maradona

Y la fascinación se agigantó. Víctor Hugo conoció al Maradona persona. Y se enamoró tanto como del Maradona jugador. «Fue muy profesional, llegó una hora y media antes del programa. Daba la derecha siempre, se persignaba antes de hacer el programa como si fuera un examen. No protagonizó ni un solo diálogo de molestia, se bancó todo. Fue increíble. Extraordinario el trato. O sea que fue una muy buena experiencia personal poder saber que ese tipo que yo quería tanto de antemano merecía ese afecto», dijo.

Gracias Dios, por el fútbol, por Maradona, por estas lágrimas, por este Argentina 2 – Inglaterra 0

No se muestra del todo seguro sobre lo que vio o lo que creyó ver. Dice que está convencido que creía que iba a ser gol. Pero después duda: asume que quizás se le ocurrió después. Y vuelve a confirmar que sí, que no tenía dudas que iba a ser gol en el momento en el que Enrique le cedió el pase al 10. Pero lo que tiene muy claro, lo que parece sentir en la piel como si fuera un tatuaje imposible de borrar, es su imagen de la secuencia. Él lo describe como nadie: «Maradona viaja en una aureola dorada. El sol, o algo. Veo eso, como una especie de cámara lenta y adentro de esa esfera de sol, Diego que corre». (Cortesía de Ca2015.com).

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