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¡Cuidado con la pistola y el bisturí!

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Tras la payasada en contra del futbolista Kevin Espinoza, durante el compromiso ante Real España, al parecer el jugador del Olimpia, Romell Quioto, tendrá que olvidarse de sus visitas a San Pedro Sula, ya que dos “angelitos” del club sampedrano ya se la “cantaron”, y no quieren verlo ni en pintura en esa localidad.
El zafarrancho protagonizado por los futbolistas de ambos equipos deberá poner las “barbas” en remojo al atacante olimpista, ya que el domingo anterior tuvo que salir custodiado del estadio por cinco elementos de la Policía Nacional.
Lo que ignora el atacante merengue, es que su “bromita” ante el joven Kevin Espinoza lo metió en “camisa de once varas”, tomando en consideración los antecedentes de Sergio Mendoza y Wilfredo Barahona, quienes en su oportunidad fueron castigados por protagonizar altercados contra sus mismos compañeros.
Para el caso, Barahona ya tuvo un “descontrol mental” en julio del 2006 en la localidad de Siguatepeque, cuando en un cruce de palabras con el defensor Milton Palacios sacó su arma de fuego, se “cegó” y le hizo un disparo, para luego disculparse hasta a su familia.
En ese orden de detalles y en un caso no menos importante, cómo olvidar el Preolímpico de la Concacaf en México, cuando Mendoza, otro de los ofendidos por Quioto, atacó en un hotel con un bisturí al portero Aston Bodden, a quien hirió en el rostro, tras liarse a golpes por los premios que la federación les había ofrecido si Honduras clasificaba a los Juegos Olímpicos de Atenas.
Así que mi estimado Quioto vaya buscando como fumar la pipa de la paz con estos futbolistas, llévelos de pesca a su pueblo en Balfate, Colón, caso contrario tendrá que “perderse” de la costa norte, ya que estos juran que no olvidarán esta ofensa sufrida en la ciudad capital.
Por: César Rosales
@cesarcafu

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