¡Pregúntale al pulpo…!

Una de las preguntas que con más frecuencia te hace la gente es ¿quién sale campeón? Y uno piensa, si yo supiera, ya sería millonario con la lotería. Es que resulta difícil, por más leguleyo que uno sea, predecir el ganador del torneo. Hay tantas cosas que pueden definir un campeonato, y más que un campeonato, un partido.
Por ejemplo, en la final. Porque los dos que lleguen, seguramente van a ser muy parejos, difícil de decidir por cuál inclinarse. Si los dos llegaron hasta allí, deben tener si duda un caudal futbolístico que le ha permitido estar en esa posición, aunque uno de ellos, pueda tener un leve favoritismo.
Pero un partido, es un partido. Te lo pueden ganar en un abrir y cerrar de ojos, en un error, en una equivocación, en un penal mal cobrado en el último minuto.
Claro que cuando un equipo llega a una final del mundo, no es por casualidad, es porque está integrado por hombres de gran calidad, de mucha experiencia. Que no comete errores, que no afloja en la lucha, que le sobran méritos por donde se le mire.
Pero andá a escoger al campeón. El que les va a pasar por encima a todos. Imposible saberlo, y el que te lo diga te está mintiendo.
Ahora si me preguntas qué equipos pueden ser campeones la cosa cambia. Se abre un espectro muy amplio y es más fácil contestar. Porque hay un lote de selecciones grandes, que siempre están ahí peleando la supremacía.
¿Qué cuáles son? Fácil, mira los que llegaron a cuartos de final en la mayoría de los últimos mundiales y vas a ver que son casi los mismos. Italia, Francia, España, Brasil, Argentina, Alemania, Holanda y vas a ver que uno de esos es el campeón. No le errás.
Pero si te insisten en que tienes que escoger un campeón ahora antes del inicio, te acuerdas de aquel pulpo, Paul, que en el mundial pasado acertaba todos los resultados, el maldito no puede acertar, se murió.
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