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Fútbol Internacional

Barcelona se fue silbado del Camp Nou

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Barcelona (EFE).- Se llenó, al fin, el Camp Nou. Después de un año en el que las cifras de asistencia han sido tan discretas como el juego del equipo, el socio abonado azulgrana no falló. La ocasión lo valía, pero el mejor equipo de la historia del club acabó desfigurado ante un Atlético de Madrid infalible que, además de llevarse la Liga, evidenció, de nuevo, las carencias de un equipo definitivamente roto.

OLVIDOHacía 68 años que el Barcelona no se jugaba la Liga en la última jornada ante su rival directo en la clasificación. Como hoy ante el Atlético de Madrid, a los azulgranas solo les valía la victoria ante el Sevilla. El empate (1-1) le dio su primera y única Liga al Sevilla.
Pocos, muy pocos aficionados recordaban esa lejana final. Para el barcelonismo contemporáneo solo las tres Ligas del transistor que ganó el ‘Dream Team’ de Johan Cruyff en la última jornada tenían algo de similar a la batalla de hoy.
Y lo era. El azulgrana reinó más que nunca en los prolegómenos del partido. La final, vacía de turistas se disputaba a las seis de la tarde, una hora perfecta para vivir un ambiente futbolero, de los de toda la vida.
Al no tratarse de un duelo de competición europea, el Barça solo facilitó 447 entradas para la hinchada rojiblanca, aunque algún que otro ‘colchonero’ movió cielo y tierra para conseguir el pase de algún socio ‘culé’ o bien arriesgarse a los desorbitados precios del mercado negro.
Recurrió Lucio, un palentino rojiblanco, a la generosidad de su cuñada de Barcelona para asistir a la final. Lo hizo junto a Josep, su cuñado, un ‘culé’ de toda la vida.
«Si hoy gana el Atleti lo celebraremos. Si gana el Barça también. Lo importante es que el Madrid no gane la décima», apuntaba Josep.
No faltó el mosaico. En esto también lo hizo distinto el Barcelona, que en las últimas grandes citas había apostado por ambientar las gradas con banderolas de plástico propias de un ‘todo a cien’.
«Som el Barça (Somos el Barça)», rezaba el lateral del templo azulgrana cuando los 22 protagonistas salieron del vestuario a las 17.57. Conciso, corto, sin alardes, pero suficiente para enviar el primer mensaje a su rival: somos el equipo que ha ganado 16 títulos en seis años. A ello se sumaron las 96.973 gargantas del Camp Nou que, a pesar de cantar ‘a capela’ el himno, hoy fue menos ópera que nunca.
Quería el ‘culé’ acabar de la mejor manera con el mejor equipo de la historia del club y, por ello, se transformó en lo que habitualmente es el Vicente Calderón.
Animó a los suyos, silbó al rival y presionó a Mateu Lahoz desde el minuto uno. Sin concesiones. Quiso ser el jugador número 12 para aupar a un Barça falto de ideas, sin fútbol, que lo basó todo al coraje, al factor emocional.
Se apagaba la grada a medida que las imprecisiones reinaban en el juego de los de Martino. El pragmatismo del Atlético desquiciaba no solo a los jugadores, sino también a la grada, que respiró algo aliviado cuando Diego Costa y Arda Turan dejaron el terreno de juego por problemas físicos.
Coincidió ello con el primer tanto de Alexis. El chileno, incomprendido a veces por la grada del Camp Nou, se sacó de la chistera otro golazo en un momento clave para despertar a la sufridora afición catalana.
El ‘run run’ volvió a aparecer en la bancada azulgrana con el inicio en tromba de los de Simeone tras la reanudación. Aparecieron los fantasmas en la doble ocasión de Villa en los primeros compases del segundo tiempo que se quedaron durante toda la segunda mitad tras el gol del empate de Godín.
Salió Neymar en el 63 y el aficionado ‘culé’ volvió a creer. No era fútbol, era una cuestión de fe. Coreaba el público el nombre de Messi antes de un libre directo, se agarraba a la épica de Mascherano en defensa para soñar con un tanto, mientras los cerca de 500 ‘colchoneros’ de la tercera grada no paraban de animar a los suyos.
Apretó el Barça sin fútbol, algo imposible hace apenas un año. Aguantó hasta el final el Atlético de Madrid que recibió el premio final a una temporada casi perfecta a la que solo le falta la guinda de la Liga de Campeones.
Tras el pitido de Mateu Lahoz, recibieron los visitantes una cerrada ovación de un Camp Nou sabedor que el fútbol, finalmente, siempre te devuelve lo que le das.
Diecinueve años después, los ‘colchoneros’ volvían a levantar una Liga. Siete años después, los azulgranas saben lo que significa quedarse en blanco. EFE

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