Fútbol Nacional
El último adiós a ‘Willy’ Bermúdez
TEGUCIGALPA.- “La muerte es el comienzo de la inmortalidad”, y así fue no más ayer en horas de la tarde cuando todos sus seres queridos, le dieron el último adiós al cronista deportivo, Guillermo “Willy” Bermúdez, el tipo que vivió como sus convicciones se lo dictaron, feliz, porque nadie entre sus amistades y familiares recuerdan un gesto amargo de quien le entregó su vida al trabajo y a amar a los suyos.
El reconocido periodista luchó por dos meses contra una terrible enfermedad, la batalla fue dura porque Bermúdez acostumbrado a luchar, se resistió hasta que el último momento, el martes por la tarde no pudo más y se dejó vencer.
Ayer una gran cantidad de personas se dieron cita en el cementerio San Miguel Arcángel para rendirle homenaje a un amigo. Ese llanto incontrolable de su esposa, doña Lourdes, sus hijos y las repentinas lágrimas de Eduardo Flores, sumado a un minuto de aplausos mientras el féretro era depositado en la urna, lo dicen todo, se fue un ser humano que deja un hueco enorme que quizás nunca podrá ser llenado.
Bermúdez murió a la edad de 55 años, de los cuales laboró 26 en H. R. N. de Emisoras Unidas, fue la mano derecha del difunto Diógenes Cruz, con quien los unió una gran amistad, cubrió de manera minuciosa por largos años la fuente de Motagua, ganándose la admiración y respeto de dirigentes y futbolistas.
Amante loco de la práctica del fútbol, los años no le hicieron perder el entusiasmo, al contrario parecía un adolescente que se quería comer el mundo, sin importar el que dirán.
Recuerdo cuando lo conocí, fue en el año del 2001 cuando llegue a colaborar con él, en su programa Deportes y Noticias que se trasmitía por la desaparecida radio Televisión, ahora la Centro a las 10:00 de la noche, de inmediato supe que era un tipo en el cual se podía confiar, siempre dispuesto a dar una mano sin esperar nada a cambio.
Se le llenaba la boca cuando hablaba de su familia, su adoración fueron sus hijos, Guillermo y Alessandra, soñaba con ver a su “Mito” convertido en médico, Dios y la vida le concedieron ese deseo.
En su entierro me encontré con una gran sorpresa, y es que en mis recuerdos él únicamente me hablaba de Guillermo y Alessandra, es decir dos hijos, lo que yo ignoraba es que fiel a su estilo, Bermúdez le dio el mismo nombre a sus dos hijos varones, dos Guillermos como para inmortalizar su legado.
Así fue “Willy” como le llamamos sus amigos, un personaje único, que seguro se prepara para seguir narrando los goles de su amado Marathón desde el más allá.
La hierba se seca, las flores se marchitan, pero tú siempre vivirás en el corazón de tus seres queridos, descansa en paz amigo “Willy”.