Ganó España, ganó el fútbol, ganamos todos

La victoria de la selección española en la final del Mundial sudafricano, sobre la pragmática Holanda, reivindica la idea de tratar bien al balón por encima de todas las cosas y a todos aquellos que defendemos este dogma.

A pesar de perder el primer partido ante Suiza, la “Furia Roja” que dirigió atinadamente Vicente Del Bosque, supo reponerse y revertir una historia plagada de múltiples fracasos a lo largo de las dieciocho copas del mundo anteriores.

Apoyada en la base del plantel multicampeón del FC Barcelona, la selección española fue sin duda la mejor de todas en la suma de todos los factores, ya que contó con todos los ingredientes de un campeón.

La siempre necesaria mezcla de experiencia y juventud, un líder en la defensa (Puyol), un goleador implacable (Villa), los dos generadores de juego del mundo (a falta de uno) como Xavi e Iniesta y al mejor arquero del planeta, Casillas, quien salvó a su equipo cuando lo requirió, deteniendo un penal clave ante Paraguay, en cuartos, y dos mano a manos en la Gran Final, a Arjen Robben.

Holanda por su parte, no será recordada con cariño y nostalgia como aquella de Cruyff y Neeskens, que deslumbró al mundo del fútbol y le mostró el camino a seguir durante el resto de la década de los 70’s. Se dedicó a pegar y se olvidó de los argumentos que lo metieron en el partido que definía al dueño de la Copa.

Este Mundial tampoco será precisamente recordado como el mejor de todos, sobre todo en el aspecto futbolístico, ya que hubo muchos partidos chatos y con pocos goles; las grandes figuras quedaron a deber en su mayoría y predominó el concepto de primero defender al arco propio y luego pensar en el del rival.

Pese a esto, en Sudáfrica se hizo justicia y, contrario a otras copas, ganó el mejor. El que más claro tuvo su concepto y que presentó la propuesta más fresca, amparada en una idea tan vieja como el fútbol mismo: en el fútbol todo comienza y termina con la posesión del balón.